Actualmente los investigadores trabajan a contrarreloj para desarrollar una vacuna eficaz contra el coronavirus. Esta se presenta como la única solución posible para erradicar definitivamente la pandemia, aunque no se prevé su disponibilidad a corto plazo.
Sin embargo, existe una vacuna que garantiza nuestra protección a pesar de no ser desarrollada por ningún científico, una vacuna que los seres humanos hemos echado a perder por nuestras actuaciones irresponsables.
«La mejor protección es la naturaleza. Es la mejor vacuna, y nos la hemos cargado. No me cansaré de repetirlo: la naturaleza hace una protección integrada. Igual no es perfecta, pero su protección es de amplio espectro, no te cuesta dinero, es sostenida y está de guardia las 24 horas del día» señala el prestigioso investigador español Fernando Valladares.
El investigador trabaja en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y es uno de los expertos con mayor reconocimiento en nuestro país.
El virus es parte del ecosistema
El investigador parte de la premisa de que el virus es parte del ecosistema. Los patógenos están presentes en la naturaleza desde siempre, el problema es que ahora «hay muchos más brotes de los que había hace 30 años».
Según explica Valladares en una entrevista a 'El Confidencial' detrás de este aumento de brotes hay una combinación de varios factores. Uno fundamental es la degradación de los ecosistemas que se está produciendo a un ritmo desenfrenado.
«No es lo mismo que vaya un pequeño grupo de investigadores a la selva que grupos de turistas en autobús. Todas estas actividades llevan consigo una degradación del hábitat. Si tienes que hacer una carretera para llegar, empiezas a perder especies en el camino».
Criminalización de los animales portadores del virus
De esta forma, la invasión de los ecosistemas está provocando que aumente nuestro contacto con animales que pueden desarrollar virus para los que no estamos inmunizados. Un comportamiento que después nos lleva a los humanos a criminalizar injustamente a los animales portadores del virus.
«Primero, el que ha buscado el contacto con el animal no ha sido el animal. Segundo, en muchos de los casos, el animal es infeccioso porque lo hemos fastidiado» incide Valladares.
El investigador hace referencia precisamente a la forma de tratar y comercializar los animales, tanto en las granjas como en los mercados húmedos como el de Wuhan donde se cree que se originó el coronavirus.
«A los animales les pasa lo mismo que a nosotros. Si a ti te tienen metido en una jaula, te transportan 800 kilómetros y te dan de comer mal, y te hacinan, y te tienen así varios días hasta que por fin te venden para que te coman, tú has estado unos cuantos días estresado y tu sistema inmune baja, de manera que tu carga vírica sube» señala el especialista.
Con este mensaje, el investigador pretende restar esa culpabilidad que algunos achacan a animales como el pangolín o al murciélago, las dos especies que pudieron transferir el virus a los seres humanos.
«Si no es este virus, habrá otros. La cuestión no es “muerto el perro se acabó la rabia”, porque vendrá otra cosa, y lo transportará el gato, o el ratón. Demonizando bichos no vamos a arreglar nada» sentencia Fernando Valladares.
El problema de la globalización
Además, el investigador señala otro importante factor que ha aumentado la trasmisión de los virus en los últimos años. «La globalización hace que los patógenos viajen y contagien a una velocidad inédita. Ni la globalización es la misma ahora que hace 30 años, ni la población mundial es la misma ni el estado de la naturaleza es igual» apunta el experto.
Para Valladares la globalización ha provocado que el actual Covid-19 se haya extendido como la pólvora alrededor de todo el globo terráqueo.
«Si en una ciudad china se produce una zoonosis, como ha ocurrido, la globalización hace potencialmente incontrolable ese brote, a no ser que se tomen medidas drásticas a una velocidad de vértigo. A escala global, es muy difícil. El Gobierno del país en cuestión puede ocultarlo, reaccionar tarde...» explica Valladares.
Por este motivo, el especialista reivindica la necesidad de cambiar nuestras relaciones con la naturaleza, de lo contrario seguirán existiendo «muchos factores para que una zoonosis puntual tenga hoy consecuencias catastróficas a escala mundial».