Un fósil de milpiés de 425 millones de años de edad, de la isla escocesa de Kerrera, se ha convertido en el 'insecto' más antiguo del mundo, más viejo que cualquier fósil conocido de un insecto, arácnido u otro bicho raro, según investigadores de la Universidad de Texas en Austin.
La investigación fue publicada recientemente en la revista 'Historical Biology'. Brookfield dirigió el estudio con coautores, entre ellos Elizabeth Catlos, profesora del Departamento de Ciencias Geológicas de la Escuela Jackson, y Stephanie Suárez, una estudiante de doctorado en la Universidad de Houston que realizó mejoras en la técnica de datación fósil utilizada en el estudio cuando era estudiante universitario en la escuela Jackson.
Nuevas evidencias sobre el origen de los insectos
Los hallazgos ofrecen nueva evidencia sobre el origen y la evolución de los insectos y las plantas, lo que sugiere que evolucionaron mucho más rápido de lo que algunos científicos creen, pasando de comunidades que rodean los lagos a ecosistemas forestales complejos en solo 40 millones de años.
Aunque ciertamente es posible que existan fósiles más antiguos de insectos y plantas, Brookfield dijo que el hecho de que no se hayan encontrado, incluso en depósitos conocidos por preservar fósiles delicados de esta época, podría indicar que los antiguos milpiés y fósiles de plantas que ya se han encontrado se han descubierto los especímenes más antiguos.
Nueva técnica para analizar el fósil
Si ese es el caso, también significa que tanto los insectos como las plantas evolucionaron mucho más rápido que la línea de tiempo indicada. Se han fechado abundantes depósitos de insectos a solo 20 millones de años más tarde que los fósiles. Y 40 millones de años después, hay evidencia de prósperas comunidades forestales llenas de arañas, insectos y árboles altos.
Como investigador universitario en la Escuela Jackson, Suárez desarrolló una técnica para separar el grano de circón de este tipo de sedimento. Es un proceso que requiere práctica para dominar. Los circones se eliminan fácilmente al intentar aflojar su agarre sobre el sedimento. Y una vez que se liberan con éxito de la roca circundante, recuperar los circones implica una caza de ojos de águila con un alfiler pegado a la punta de un lápiz.
Como estudiante universitario, Suárez utilizó la técnica para encontrar que un espécimen de milpiés diferente, que se creía que era el espécimen de insecto más antiguo en ese momento, era aproximadamente 14 millones de años más joven de lo estimado, un descubrimiento que lo despojó del título del insecto más antiguo. Usando la misma técnica, este estudio pasa la distinción a un nuevo espécimen.