La Infanta Cristina se muda de casa. La familia ha abandonado el centro histórico de Ginebra en busca de una zona más tranquila lejos de los medios de comunicación.
Hace ya siete años que la hermana de Felipe VI, Iñaki Urdangarín y sus hijos se marcharon de Barcelona. La presión que sufría la familia les hizo trasladarse hasta Suiza. Ginebra fue la ciudad elegida para fijar su nueva residencia, tras la condena de Iñaki Urdangarín a seis años de cárcel.
Lejos de permanecer en el anonimato, el número 12 de la Rue des Granges se convirtió en el centro de todas las miradas. Su portón de madera, alto y robusto ha sido uno de los más fotografiados en los últimos años. Por este motivo, la infanta y sus hijos han decidido poner punto y final a su vida en el centro histórico de Suiza. La familia se ha mudado hace poco a una casa más apartada con más privacidad y, sobre todo, alejada del foco mediático.
No quieren que se sepa dónde viven. Algo lógico, ya que quieren evitar las aglomeraciones a la puerta de su hogar. Lo que sí se conoce el que está situada cerca del hospital universitario y más próxima al colegio de los niños.
El nuevo hogar de los Urdangarín de Borbón está protegido de los curiosos. Su nuevo barrio tiene avenidas más amplias, con vegetación y tienen cerca cafeterías, tiendas, cines y restaurantes. A todos les gusta salir a pasear, disfrutar de las terrazas e ir de compras. Por este motivo nunca pensaron en mudarse demasiado lejos de los centros neurálgicos de la ciudad.
Más cambios en la vida de los Urdangarín de Borbón
La mudanza no ha sido el único cambio que ha sufrido la familia en los últimos tiempos. Su asistenta de toda la vida, una señora de avanzada edad que ha cuidado a los cuatro hijos de la familia desde que nacieron, se ha jubilado.
La independencia de los dos hijos mayores de la pareja ha hecho que la Infanta no necesite mucho personal. En la actualidad, cuenta sólo con una muchacha que acude varias veces a la semana para limpiar la casa.
Si es ésta o no la mudanza definitiva no se sabe.Lo que sí está claro es que en su nueva casa se sienten más relajados y sin presiones.