“Sabían dónde estaba y no hicieron nada, tenían a un sospechoso y lo dejaron escapar”.
Es el lamento de la familia de María Fernanda Contreras, la mujer de 27 años brutalmente asesinada en Nuevo León (México). La joven desapareció cuando acompañaba a un amigo y apareció muerta días después.
El caso de María Fernanda es una sucesión de clamorosos errores en la investigación con un final trágico. La fiscalía contaba con la ubicación del móvil de la joven, pero no reaccionó hasta tres días más tarde. Para entonces ya era demasiado tarde, y encontraron el cadáver de la chica dentro de una vivienda.
Pero es que además dieron con un sospechoso, pero no lo retuvieron y ahora está prófugo de la justicia. La muerte de María Fernanda ha sido la gota que ha colmado el vaso. En la región de Nuevo León, en menos de un mes, ha habido ya más de veinte denuncias por desapariciones de chicas jóvenes.
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Extraña desaparición
María Fernanda Contreras, de 27 años y residente en Monterrey, desapareció el 3 de abril en circunstancias extrañas. Aquel día salió con unos amigos y avisó a su casa de que iba a pasar por un área industrial cercana. El motivo era que tenía que acompañar a un supuesto amigo a comprarse un coche.
La chica iba en su propio coche y a las 20:52 horas mandó el último mensaje a su madre: “Ya voy para casa”. Horas después la joven no aparecía y no podían comunicarse con ella. A la mañana siguiente, su padre Luis Carlos se presentó en la comisaría para interponer una denuncia por desaparición.
Fue el propio padre de la chica quien aportó las coordenadas de la última conexión desde su móvil. La Fiscalía recibió esa información, pero no movilizó ni una sola patrulla para rastrear el lugar de la ubicación. Incomprensiblemente, las autoridades no empezaron a buscarla hasta tres días después.
No les hicieron caso
Fabiola, hermana de la víctima, ha explicado que fue su propio padre quien estuvo en el lugar de la ubicación rastreando. “Estuvo casi 24 horas fuera de la casa informando a las autoridades, dando vueltas por la zona”, cuenta. Sin embargo, no obtuvo el apoyo de ninguna unidad policial.
Tres días más tarde, los agentes entraron en una vivienda justo en la zona donde marcaba la ubicación. Allí estaba el cuerpo sin vida de María Fernanda, con signos evidentes de muerte violenta. “Se les proporcionó la ubicación del celular de mi hermana y no fueron”, lamenta ahora Fabiola.
El principal sospechoso de la desaparición de María Fernanda prestó declaración ante la policía el mismo 4 de abril. Pero no encontraron motivos para retenerlo, y cuando la joven apareció muerta ya estaba huido de la justicia. En estos momentos sigue desaparecido, y con pocas probabilidades de que aparezca.
Pasividad de las autoridades
El caso ha puesto de manifiesto la pasividad de las autoridades ante la sangría de mujeres desaparecidas y muertas en el país. Especialmente en Nuevo León, donde en pocos días han desaparecido más de veinte mujeres. Doce de ellas han sido localizadas con vida, pero la mayoría siguen sin aparecer.
De hecho, la fiscalía afirma que la mayoría se fueron por propia voluntad sin avisar a sus familias. Una postura que ha hecho estallar a las asociaciones de mujeres, en pie de guerra por la inseguridad y la impunidad de los crímenes. Definen la situación como “una crisis de desapariciones de mujeres muy jóvenes”.
Allison Campos de 12 años, fue vista por última vez el 28 de marzo. Desapareció cerca de donde también buscan a Paulina Solís y Celeste Tranquilino, de 16 años. Debhani Escobar, de 18, Karen Valencia, de 24, Yolanda Martínez, de 26, Diana Cárdenas, de 28 y Yolanda González, de 32, son otras desaparecidas.
Nuevo grupo de búsqueda
Las organizaciones acusan a las autoridades de minimizar el problema y criminalizar a las víctimas. Las mujeres se han manifestado para pedir medidas urgentes, y el gobernador ha respondido creando un nuevo grupo de búsqueda. El cuerpo estará formado por 200 agentes especializados.
El primer caso en el que trabaja el grupo es la desaparición de Debanhi Susana Escobar, una estudiante de Derecho de 18 años. No saben nada de ella desde el pasado sábado, cuando salió de fiesta con dos amigas en la zona de Monterrey. Sus dos amigas se fueron antes y ella se quedó sola.
Avisaron a un conductor para que pasara a recogerla, pero este acabó dejándola sola en el camino. Allí se le perdió el rastro, y lo último que se sabe de ella es una foto que tomó el conductor y se la envió a las amigas. Su imagen es el símbolo de otra niña más en la larga lista de desaparecidas.