La complicada situación en Afganistán en los últimos días ha recordado el fallecimiento de Idoia Rodríguez. Esta mujer fue la primera militar española fallecida en el territorio afgano hace más de una década.
El entorno de Idoia ni olvida ni perdona
En 2007, la vida de Idoia, que estaba a punto de casarse, dio un vuelco inesperado. Una mina explotó al paso de su convoy, convirtiéndose así, lamentablemente, en la primera mujer militar española abatida en una misión de paz. En su lugar de origen, Friol, Lugo, un monolito de granito con una placa la recuerda.
Sus padres, Constantino y Consuelo no logran pasar página. Y es que no es fácil hacerse a la idea de que su hija no va a regresar. Por eso, evitan ver en televisión el conflicto de Afganistán.
Tras 13 años de inmenso dolor, los progenitores de Idoia Rodríguez han optado por apagar el televisor cada vez que se emite este brutal conflicto.
A pesar del paso del tiempo, la herida no se cura. De hecho, en la actualidad solo ha conseguido reavivarse.
"Nada más ver Afganistán en la pantalla, hace que se nos pongan los pelos de punta. No podemos ver la tele”, cuenta Constantino a La Vanguardia.
“Baja la moral que es demasiado. Cambiamos de canal y punto, con todo el dolor del mundo. Remueve la sangre", añade.
"En el caso de mi mujer, todavía peor, creo. Era nuestra única hija, oír y ver en el televisor el nombre de aquel país... ¡Los pelos de punta y a mil revoluciones!", explica.
En el momento de su muerte, Idoia Rodríguez iba a ser relevada. Le quedaba muy poco tiempo para regresar a España, donde iba a contraer matrimonio con Braulio Picón. Estaba emocionada con su vuelta a casa.
Lamentablemente, esta gallega regresó del desierto al que había ido voluntariamente, pero sin vida.
En su localidad natal, aquellos días fueron durísimos. Sus familiares y amigos no podían creerse el fatal desenlace de la joven, a la que le quedaba mucha vida por vivir.
La hija de Constantino participaba en la Operación Reconstrucción de Afganistán y conducía el convoy en el que perdió la vida. Su objetivo era ordenar aquel territorio, pero finalmente no pudo llevarlo a cabo.
Su deceso supuso un duro mazazo para las tropas desplazadas hasta el país asiático, que vieron como su compañera perdía la vida intentando salvar las de miles de ciudadanos afganos.
Una situación insostenible en pleno siglo XXI
El pasado 1 de mayo de 2021 comenzó oficialmente el inicio de la fase final de la retirada de las cuadrillas extranjeras de Afganistán. Este proceso coincidió con una rápida ofensiva de los talibanes.
Poco a poco, estos fueron haciéndose con la zona sin apenas encontrar resistencia.
El pasado 6 de agosto, la ofensiva se intensificó. Los talibanes tomaron las 34 capitales de provincia. El 15 de agosto, entraron en Kabul mientras el presidente del país, Ashraf Ghani, abandonaba a sus ciudadanos a su suerte.
Al poco tiempo, con todo el territorio bajo su mando, salvo la provincia de Panjshir, los talibanes proclamaron por fin su ansiada victoria en medio de esta guerra interminable.
Hoy son muchas las personas que velan por todos los ciudadanos que viven en Afganistán, en especial por las mujeres. Estas últimas son las que más miedo tienen. Y es que los talibanes quieren privarles totalmente de libertad.
Por eso, no es de extrañar que quieran huir de allí lo antes posible. Sin embargo, no es una tarea nada fácil.
Además, las imágenes de los últimos días de gente intentando huir de la zona son terroríficas. Hay ciudadanos que han perdido la vida tras aferrarse a aviones llenos de personas que dejaban atrás todo lo que tenían para pedir asilo en otros países.