Días después del trágico suceso ocurrido el pasado lunes en la autovía minera, la investigación apunta a que el fatal accidente en el que se vio envuelto un guardia civil, que desafortunadamente falleció, se debió a un posible despiste del propio conductor.
Los hechos todavía no están esclarecidos, pero sí que se sabe que tanto antes del tramo como después del mismo, la señalización estaba perfectamente expuesta en los túneles de San Tirso en sentido Mieres. También había una patrulla alertando del control de seguridad montado por efectivos de la Unidad de Seguridad Ciudadana (USECIC). Momentos posteriores al atropello, el conductor afirmó en la misma calzada que se despistó mientras trataba de buscar una emisora en la radio del vehículo. En el accidente murió Ángel Antonio Ambrosio, guardia civil.
Hasta el momento, ya se han remitido las primeras diligencias al Juzgado de Instrucción número 1 de Mieres encargado del caso, aunque la investigación sigue su transcurso y podría incluso prorrogarse unas dos semanas más.
El conductor de la furgoneta que provocó el accidente, la víctima, y otras tres personas más que resultaron heridas leves, tuvieron que someterse al respectivo control de alcoholemia. El resultado final fue negativo en alcohol y drogas. Aun así, R. M. V., de 48 años, está siendo investigado por la Guardia Civil ante la comisión de un presunto delito de homicidio imprudente y otros tres, estos últimos de lesiones leves.
Ángel Antonio Ambrosio, el guardia civil propuesto para la Medalla al Mérito con distintivo rojo
Las señales de reducción de la velocidad a 80 kilómetros por hora no fueron suficientes para que el conductor, que no estaba con los cinco sentidos puestos en la carretera, se percatase de la existencia de ese control para advertir a los usuarios de la autovía. Tampoco lo fue la patrulla presente a una distancia de unos mil metros anterior al dispositivo de la Guardia Civil.
Todo apunta a que la furgoneta del conductor, una Renault Master, conducía excediendo la velocidad y fue entonces cuando de repente se encontró con la cola de coches, que estos sí que habían reducido su velocidad ante el control.
En ese instante y al verse apurado, trató de esquivar la fila de vehículos y se metió por el arcén provocando la tragedia.
Los agentes que no daban crédito a la maniobra que llevo a cabo el conductor, se vieron totalmente sorprendidos. A la primera persona que atropelló fue al agente Ángel Antonio Ambrosio Barbero, de 47 años y natural de Mieres, se llevó la peor parte, falleció.
El momento de los hechos
Los agentes conmocionados, explicaron que el conductor no pudo detener la furgoneta de manera inmediata y eso le llevó a que impactase directamente contra el quitamiedos derecho momentos antes de embestir a uno de los coches patrulla del dispositivo del control. Justamente en ese instante se desencadenó el segundo atropello en el que otro agente de la guardia civil se vio envuelto resultando herido leve.
La furgoneta siguió en marcha y golpeó un coche que permanecía parado, un Opel Astra. Todavía en tránsito y antes de detener su vehículo, atropelló a un tercer agente, también leve. El conductor, que fue detenido por cometer un delito contra la salud pública también sufre heridas de carácter leve.
«Falleció cumpliendo con su misión»
Momentos especialmente duros para la familia, amigos y compañeros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que despidieron a Ángel Antonio en un sencillo pero solemne acto en el tanatorio de Murias. Por su parte, su hermano Hugo, también compañero de profesión, aunque este policía nacional, muy emocionado, dijo «falleció cumpliendo con su misión, en acto de servicio; es a lo que nos enfrentamos cuando salimos en la calle».