La crueldad de la guerra de Ucrania ha encontrado en la muerte de una madre y sus dos hijos su dramática encarnación. La imagen de los tres cuerpos desparramados sin vida en el asfalto retratan el horror de lo que se está viviendo al este de Europa. Detrás de la imagen hay una historia aún más dura.
Tatiana, de 43 años, y sus dos hijos Miketa, de 18, y Alisa, de 9, fueron alcanzados por un ataque ruso. Estaban huyendo del horror de la guerra corriendo con sus maletas junto a Anatoli, un chico de 27 años que también murió. Justo antes de llegar al otro lado del río recibieron un impacto de mortero.
En el ataque también murieron los dos perritos yorkshire que llevaban en un transportín. El único superviviente de la familia es Sergei, el padre, que no estaba con ellos en la huida. En medio de la consternación escribió un mensaje desgarrador a su mujer: “Perdóname, porque no supe protegeros”.
Ocho años huyendo
La familia salió de Donetsk en 2014 buscando una vida mejor tras la primera invasión rusa del Donbass. Vendieron la casa y se mudaron primero a Kiev y luego en Irpen, donde Sergei, ingeniero de profesión, encontró trabajo. Tatiana también consiguió un puesto de trabajo en una startup de tecnología.
Al estallar la guerra, el pasado 24 de febrero, la madre y sus dos hijos se fueron a vivir al sótano donde Tatiana cuidaba de su madre enferma. Pero la situación había empeorado mucho al quedarse la ciudad sin alimentos y sin electricidad. A la desesperada, como otros muchos ucranianos, planearon su huida.
Tatiana, Miketa y Alisa se unieron a un grupo de personas que trataban de cruzar el puente de Irpin. Al otro lado del río estarían a salvo, pero para ello tenían que recorrer varios centenares de metros arrastrando sus maletas y el transportín con los perritos. A 80 metros para llegar al final, ocurrió la tragedia.
Símbolo del horror
La madre y sus dos hijos corrían para alcanzar la salvación mientras a sus espaldas el fuego de mortero caía sobre las casas. En su carrera hacia lugar seguro fueron alcanzados por una granada que estalló en mitad de la carretera. Cuatro cuerpos quedaron tendidos, y otros ucranianos salieron a socorrerlos.
Miketa y Alisa murieron al instante, mientras que su madre quedó herida de muerte y fue trasladada a un hospital. La escena de los cuerpos tendidos junto a las maletas fue captada por Andriy Dubchak, un fotógrafo ucraniano del New York Times. Su instantánea quedará para la historia como símbolo del horror.
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“Estaba caminando por las calles, había personas tratando de irse, un poco antes había escuchado disparos automáticos”, narra el periodista. Cuenta que “los rusos habían visto desde lejos a la gente que se marchaba, mujeres, niños, ancianos, enfermos”. En ese momento, dice, llegó el proyectil.
'Han sido asesinados'
Según este testigo no hay duda de que el ataque que acabó con la vida de esta familia fue premeditado. Poco después la trágica noticia llegó hasta Sergei, el padre de familia, que lo confirmaba a través de Facebook. “Amigos, hoy en Romanovka mis hijos han sido asesinados”, explicaba.
Cuando llegó al hospital su mujer ya había fallecido. Roto de dolor, empezó a moverse para encontrar lo único que le quedaba de su familia, los dos perros yorkshire. Uno de los perros había fallecido pero el otro seguía con vida, así que consiguió llegar hasta él pero murió en la clínica veterinaria.
Un familiar se puso en contactó con el fotógrafo para saber cómo habían muerto, si habían sufrido. “Ellos estaban encerrados en búnkeres y se suponía que Tatiana y sus dos hijos se unirían a esta familiar”, explica visiblemente afectado. Ahora, ella y Sergei tendrán que recoger los tres cuerpos en la morgue.
Crímenes de guerra
La dramática historia de Tatiana, Mika y Alisa refleja a la perfección la desesperación de los ucranianos que intentan huir de la guerra. Los rusos habían derribado el puente de Irpin, así que el ejército ucraniano improvisó un paso para llegar al otro lado. Una vez cruzado el río, los evacuados subían a un autobús que les llevaba a Kiev.
Este era el plan de Tatiana y sus dos hijos, que corrían junto a otros vecinos de la ciudad para ponerse a salvo. La evacuación se produjo sin demasiadas dificultades al inicio. Pero cuando los rusos vieron a las personas que intentaban escapar, empezó el fuego de mortero y todo se complicó.
El presidente ucraniano Volodimir Zelenski ha prometido venganza por el crimen de Tatiana, Miketa y Alisa. La comunidad internacional ha reaccionado a las imágenes con indignación, y piden que Rusia sea juzgada por crímenes de guerra. Millones de ucraniano siguen tratando de huir del horror de la guerra.