Brittanee Drexel, una joven de 17 años, desapareció el 25 de abril de 2009 mientras estaba de vacaciones en Myrtle Beach, Carolina del Sur. Su paradero ha sido un misterio durante todos estos años. La policía ha encontrado ahora su cadáver a 56 kilómetros de donde desapareció.
El hallazgo no ha sido fortuito, sino que los investigadores lograron dar con el nombre del sospechoso. La pista de Raymond Douglas Moody, con antecedentes por violación, condujo a las autoridades hasta el cadáver de la joven. Con el hallazgo ha salido también a la luz la terrible verdad sobre su muerte.
Raymond, que en el momento de los hechos tenía 49 años, secuestró, violó y estranguló hasta la muerte a la adolescente. “Es la peor pesadilla, estoy de luto por la muerte de mi hija”, dijo la madre de la víctima. “No es el final que esperábamos”, declaró la oficial al mando de la investigación.
Mintió a sus padres
Brittannee Drexel nació y creció en Nueva York, le gustaba jugar a fútbol y su sueño era convertirse en enfermera. Nació con una minusvalía en el ojo que le obligó a pasar por el quirófano varias veces y a llevar lentes de contacto. La separación de sus padres, en 2008, la sumió en una depresión.
Dispuesta a superar su situación, en abril de 2009 pidió permiso a su madre para irse de vacaciones con su novio y sus amigas. Su madre se negó porque no conocía a los otros chicos y tenía un mal presentimiento. Tras varias discusiones, la chica dijo que se iba un par de días a casa de una amiga.
Brittanee aprovechó la ocasión para escapar y poner rumbo a Myrtle Beach con sus amigos. Tres días después llamó a su madre para decirle que estaba en la playa, pero sin precisar dónde. Esa misma noche la joven dejó a sus amigos en un bar y se dirigió hasta un hotel donde estaba un amigo suyo.
La noche de su desaparición
Las cámaras de seguridad muestran a la joven entrando en el hotel a las 20:00 horas. Iba con una camiseta sin mangas, pantalones cortos, chanclas y un bolso. A las 20:45 horas se la ve salir del hotel, y a las 09:15 mandó el último mensaje de texto a su novio que al final no había viajado.
El novio, preocupado porque no podía contactar con la chica, se puso en contacto con sus amigos. No sabían nada de ella y tampoco les cogía el teléfono, así que se lo comunicaron a su madre. Fue entonces cuando supo que su hija estaba en Myrtle Beach, y denunció su desaparición a la policía.
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La policía abrió una investigación plagada de dificultades y errores desde un buen principio. Solo contaban con las imágenes en las que salía del hotel hasta que se perdía su rastro, y no había testigos ni pistas que permitieran avanzar. Los meses y los años fueron pasando, y el caso quedó estancado.
Giro en el caso
Todo dio un giro en 2016, cuando un informante de la policía contó a un agente una terrible historia sobre el paradero de la chica. Dijo que había sido secuestrada y llevada a la fuerza a una casa abandonada. Allí había sido violada en grupo y asesinada, y su cadáver arrojado a los cocodrilos de un pantano.
La investigación comprobó que esta historia no era cierta, pero en ella salía un nombre que sería determinante. Se trata de Raymond Moody, que en abril de 2009 estaba libre tras cumplir una condena por el secuestro y violación de una niña de 9 años. Este pasó a ser el principal sospechoso.
La misma noche que Brittanee desapareció, Moody había sido detenido por conducir con exceso de velocidad. La investigación ha ido estrechando el cerco sobre el sospechoso, que el pasado 4 de mayo fue detenido por obstrucción a la justicia. Finalmente se derrumbó y lo confesó todo a la policía.
El asesino confesó
La policía ha confirmado que el 11 de mayo descubrieron el cadáver de una joven, y que las pruebas de ADN han confirmado que se trata de Brittanee Drexel. Raymond Douglas Moody la violó y la estranguló aquella misma noche. Al día siguiente enterró su cadáver en el bosque, donde sería hallada 13 años después.
Los padres de Brittanee se desplazaron hasta Myrtle Beach al conocer el hallazgo de su hija. “Hoy comienza un nuevo capítulo, la búsqueda de Brittanee es ahora la búsqueda por la justicia”, declaró su madre. Y agradeció a los investigadores la perseverancia para esclarecer la verdad.
Raymond, el asesino de Brittanee, tiene hoy 62 años y probablemente pase lo que le queda de vida en la cárcel. Así finaliza un caso que muchos no podrán olvidar jamás, como la jefa de policía de Myrtle Beach. “Cada oficial tiene un caso que le acompaña en cada pensamiento, y este es el mío”, aseguró.