Los peores presagios se han confirmado, y Lucas Hernández ha aparecido muerto tras más de un mes desaparecido. Tenía 45 años y era vecino del barrio de La Victoria de Valladolid, donde le perdieron el rastro el 2 de noviembre. Sus allegados han mantenido la esperanza de encontrarle con vida hasta el final, pero no ha podido ser.
La Guardia Civil localizó su cuerpo sin vida junto al puente de Cabezón de Pisuerga. Así lo confirmó la Delegación del Gobierno, sin que de momento hayan trascendido más detalles sobre las circunstancias. De este modo se pone fin a 34 días de incansable búsqueda.
En los últimos días, la policía se guió por los indicios que situaban al joven desaparecido en la zona del puente de Cabezón. La intuición era acertada, y finalmente descubrieron el cadáver del joven desaparecido, aunque ya sin vida. Ahora, los investigadores tendrán que esclarecer si se trató de un suicidio, de un accidente o de un acto criminal.
Convencida de que seguía con vida
La desaparición de Lucas Hernández ha mantenido en vilo a sus vecinos durante más de un mes. Durante este tiempo se han movilizado todos los recursos posibles para encontrarle. La búsqueda contó con la ayuda de la plataforma SOS Desaparecidos, que pidió la colaboración ciudadana.
Sin embargo, las jornadas fueron pasando sin ningún indicio sobre el paradero de Lucas. El desánimo se empezó a apoderar de los operativos de rescate y los voluntarios. Pero la mujer del desaparecido, Maeve, no se rindió. “Mi sentimiento es que está ahí fuera y no puedo estar parada cuando siento que está confundido y solo”.
Maeve estaba convencida de que Lucas estaba vivo, y que necesitaba de su ayuda para volver a casa. Por eso, veinte días después de su desaparición recurrió a detectives privados para abrir nuevas vías de investigación. En paralelo, removió cielo y tierra para dar a conocer el caso y difundir la imagen de su marido.
Búsqueda sin descanso
Durante los primeros días, el Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil, más Protección Civil y piragüistas, rastrearon la zona del río Pisuerga entre Cabezón y Santovenia. Pero no hubo resultados, y la búsqueda se amplió a otras zonas. Al equipo de salvamento se unieron voluntarios a título personal.
Según avanzó el alcalde pucelano, Sergio García Herrera, “la búsqueda se centra en el margen derecho del río, cerca del puente”. Había indicios que apuntaban que podía estar en las inmediaciones del puente de Cabezón: “Esta persona habría estado por la zona y por eso se centra la búsqueda aquí”.
También desde Protección Civil se confirmó que “Lucas pasó por aquí porque han hallado pertenencias en la orilla del río”. Finalmente, los esfuerzos han dado resultados, aunque la búsqueda ha acabado de forma trágica. Y con su hallazgo murieron también las esperanzas de su mujer de encontrarle sano y salvo.
Aquel día no fue a trabajar
Durante la insaciable búsqueda, Maeve lanzó una afirmación cargada de optimismo: “Mi marido aparecerá pronto y bien”. El día que desapareció, Lucas no llegó a las 16.00 horas del trabajo, como era habitual. “Cuando llegaron las 17.00 horas vi que se había dejado la mochila del trabajo y las llaves”, contaba su mujer.
Era algo extraño, porque él nunca se dejaba las llaves, y tampoco respondía a las llamadas de teléfono. El 2 de noviembre fue rumbo al trabajo pero acabó llamando a su jefe para decirle que no iría, que no se encontraba bien. Ese mismo día, Maeve formuló la denuncia oral, y al día siguiente por escrito.
Su mujer le describe como una persona “muy divertida, de trato muy fácil, amigo de sus amigos”. “Una persona cariñosa y a corazón abierto, excelente compañero”, añade. Desde entonces empezó una búsqueda sin descanso que ha acabado de forma trágica.
Miles de personas anónimas
El operativo de rescate se centró en el río y en el puente, pero La Policía Judicial mantenía abiertas otras líneas de investigación. Y, además, la familia contrató los servicios de un detective privado para avanzar en la búsqueda. Maeve agradeció el esfuerzo de profesionales y voluntarios que participaron en las labores.
“Los amigos, conocidos y miles de personas anónimas están aportando su granito de arena”, explicó. Reconoció que la situación era “desconcertante” y que “solo queda esperar hora tras hora, día tras día”. Pero mantuvo firme la esperanza hasta el final: “Tengo que dar el máximo de mí, y es lo que estoy haciendo”.