En un principio el Gobierno de España se alineó con la Organización Mundial de la Salud para insistir en que el uso de mascarilla no era necesario para las personas asintomáticas, un razonamiento justificado por el miedo a la escasez de este material.
Sin embargo, en los últimos días se ha incrementado el número de voces que exigen el uso de mascarillas para prevenir la expansión del virus y el Gobierno ya las ha recomendado para salir a la calle.
Su uso como medida de prevención fue fundamental para los países asiáticos y actualmente en las zonas más afectadas de Italia su uso es obligatorio.
Ahora, la duda está en qué mascarilla debemos utilizar y cómo darle un uso correcto para evitar la expansión del virus a terceros.
Mascarillas quirúrgicas y filtrantes
En primer lugar encontramos las mascarillas quirúrgicas que, en principio, serían las recomendadas para la población general por su capacidad para impedir la salida de partículas virales al exterior, que es el objetivo principal de su uso: evitar la expansión del virus.
Después tenemos las mascarillas filtrantes FFP1, FFP2 y FFP3 que, además de evitar la salida de partículas virales, impide la entrada de las mismas. Son las recomendadas para las personas que están expuestas al virus.
La FFP1 es de tipo atóxico, es decir, protege de residuos no tóxicos y olores con una capacidad de filtración del 78% de las partículas. Por su parte, la FFP2 tiene una eficacia del 92% y protege de sustancias no tóxicas y elementos fibrogénicos.
Por último, la FFP3 filtra hasta el 98% de partículas y protege de sustancias tóxicas, venenosas, aerosoles, humo, bacterias, virus y esporas de hongos, por lo que son las más recomendadas para el personal sanitario que está completamente expuesto al virus.
Otras opciones caseras
Otras opciones para proteger la boca y nariz pasan por las mascarillas caseras que tanto éxito están teniendo ante la escasez de material profesional.
La eficacia de estas mascarillas caseras dependen directamente del material con que sean confeccionadas. Según un estudio de la Universidad de Cambridge las mascarillas quirúrgicas tienen una eficacia del 89% frente a partículas de 0.02; una bolsa de aspiradora, el 86%; un paño de cocina, un 73%; el lino, un 62%; una camiseta de algodón, el 51%; o una bufanda, un 49%.
El último material citado en el estudio anterior también nos ayuda a responder una pregunta que ronda a la población ¿sirven de mascarilla las bufandas y pañuelos?.
Los datos evidencian que la protección es escasa, pero si es cierto que limitan la salida de partículas potencialmente infectadas. Aunque no se ajustan a la cara tan bien como las mascarillas, si es mejor llevar una bufanda que no llevar nada.
En definitiva, el simple uso de algo que tape nuestra boca y nariz nos ayudará a proteger a otras personas en caso de estar nosotros contagiados. Eso sí, recuerda que debe estar bien ajustada y cubrir estas dos vías respiratorias.