Natalia ha vivido en primera persona la crudeza de la guerra. Los infinitos bombardeos sobre Mariúpol acabaron con la vida de su marido. Se lo encontró con la cabeza rota y la pierna "antinaturalmente situada sobre el cuerpo", relata.
Lo dejó en el noveno piso de un edificio prácticamente en ruinas, donde solo quedan escombros. Por su mente solo pasaba buscar un lugar donde refugiarse y proteger a su hijo de los ataques de Rusia.
Todo aquello sucedió el pasado 11 de marzo y Natalia decidió contarlo en el muro de Facebook de Nadyusha Sukhorukova. Por suerte, encontró en ella una segunda familia. Todos eran conscientes de que sus vidas corrían peligro si no escapaban de allí.
"Estoy segura de que voy a morir pronto, eso es cuestión de días. En esta ciudad, todo el mundo espera constantemente la muerte. Ojalá no fuera tan aterradora", escribió en su momento Nadyusha.
Explica que "hace tres días nos visitó un amigo de mi sobrino y nos dijo que atacaron el parque de bomberos. Los rescatistas han perdido sus vidas. A una mujer le arrancaron la mano, la pierna y la cabeza".
Asegura que sueña con que "las partes de mi cuerpo se quedan en su sitio después de una explosión". Aunque también es consciente de que "no habrá entierro".
Esta vecina de Mariúpol recuerda con desesperación como eran los días en el refugio. "Comimos del mismo plato para no desperdiciar agua, dormimos juntos en colchones para tener más calor, usamos sombreros para cubrir nuestro pelo enmarañado", señala. Lo cuenta con desesperación, sabiendo que en cualquier momento podían perder su vida.
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Nadyusha confiesa que durante ese periodo, uno solo repara en lo verdaderamente importante. "Se nos olvidó que existe la televisión, charlar en redes sociales, bañarte o irte a dormir a una cama de verdad", añade.
Por suerte encontraron acomodo en un sótano, donde escuchaban el constante asedio de las bombas. El miedo les acompañaba en todo momento, hasta para ir al baño, que se encuentra en plantas superiores. En este refugio viven familias enteras, que no saben cuándo podrán salir de allí.
"Los aviones volaban cada media hora y solían lanzar dos bombas cada uno. La tierra temblaba cuatro o seis veces cada cinco minutos", apunta. Tiene la sensación de que quisieran "enterrar cada casa, cada árbol".
Le gustaría levantarse una mañana y pensar que fue una simple pesadilla. Pero es la realidad que espera a los vecinos de esta ciudad costera de Ucrania.
Escapar de la guerra y dejar su casa
Después de 20 días refugiada en un sótano, Nadyusha Sukhorukova se armó de valor y escapó de las bombas. Es una de las 40 000 personas que consiguió huir de Mariúpol. En la ciudad todavía permanecen unas 300 000 personas que "están exterminando".
Durante su huida recuerda un paisaje desolador. La ciudad no era como la recordaba. Había "casas fantasmas, con paredes carbonizadas, árboles arrancados y cuerpos por el camino".
Pero para ella, lo más aterrador fue pasar por delante de un edificio de quince plantas. "Era como un hombre muerto disfrazado, vivo de lejos y muerto de cerca". Una imagen que se repite con demasiada frecuencia y que puede apreciarse en los distintos vídeos que comparten en Telegram.
Se desconoce el número total de muertos que ha podido dejar de momento la guerra de Ucrania. "Ahora son más de 3000 fallecidos, pero nadie puede decir el número exacto. La gente está enterrada en fosas comunes, sin nombres", apuntan.
Y es que hay "muchos cuerpos en las calles, y algunas personas se quedan enterradas "vivas" bajo los escombros. Nadyusha cuenta que "si no nos hubiéramos ido, ya estaríamos muertos".