Un perro y un gato en un campo

Mucho cuidado con perros y gatos: Los cebos envenenados que se están viendo en España

La Guardia Civil ha alertado en redes sociales de lo que está sucediendo

Los que tienen perros y gatos desde hace tiempo quizás ya están muy acostumbrados a vigilar todo aquello que sus animales pueden coger de la calle, pues nunca se sabe lo que las mascotas pueden llegar a comer cuando salen fuera de casa.

Hay cientos de cosas por las calles que un animal no debería comer, como algunas plantas que puedan sentarles mal, restos de basura, plásticos, piedras... mil y una cosas con las que hay que tener cuidado. Sin embargo, todas las que ya hemos mencionado quizás no son tan peligrosas como de la que ha alertado ahora la Guardia Civil.

Y es que las autoridades han avisado de una práctica muy común que puede provocar, por desgracia, incluso la muerte de las mascotas, los cebos envenenados. Es algo con lo que se luchan año tras año, pero parece que siempre sigue habiendo personas que lo hacen.

Lo hacen en parques, bosques, zonas verdes, etc. en aquellas zonas más propensas a que haya perros paseando con sus dueños. Lo que hacen es poner, expresamente y con la intención de hacer daño al animal, comida con veneno dentro.

Con ello pretenden engañar a los perros para que coman aquellos que les han puesto en la calle, como cebo, que normalmente serán trozos de carne o similares, alimentos que puedan llamar la atención del animal.

De esta forma si el perro huele la comida y el dueño está despistado mientras pasean, el animal puede llegar a comérselo y envenenarse con lo que esa persona haya metido dentro del trozo de carne o de lo que haya puesto. Se trata de una de las prácticas más crueles, y por desgracia también más comunes, contra los animales.

Porque sí, pese a que generalmente esto se hace para dañar a los perros que salen a pasear con sus dueños, también puede afectar a otros animales que vivan por la zona.

Por ejemplo, los gatos son unos animales que, pese a vivir en casas y tener dueños, en zonas más abiertas y no muy pobladas, salen y entran de la vivienda a placer, lo que quiere decir que un gato puede salir de su casa sin sus dueños y encontrarse también con uno de esos trozos de comida envenenados. No hay que olvidar tampoco a los gatos callejeros, que todavía se verían más afectados.

De igual forma que el perro, un gato podría comer ese veneno y acabar por tener serios problemas de salud, incluso llegar a perder la vida en los casos más graves. No solo los gatos, cualquier otro animal que viva en la calle puede encontrarse en la misma situación.

Así pues, en caso de ver algo sospechoso que pudiera parecer un trozo de comida envenenada o una persona que está poniendo esos cebos, es de vital importancia para nuestros animales que se avise a las autoridades, se puede alertar tanto a la Guardia Civil,a través de 062, como al Seprona directamente a través del correo electrónico [email protected].

Ha sido la propia Guardia Civil, de hecho, la que ha alertado de que esto está sucediendo en España en estos días, dejando un mensaje muy claro: «Si conoces ¿humanos? que usan cebos envenenados para matar animales no lo dudes y denuncia, entre todos debemos acabar con ésta práctica ilegal».

¿Cómo saber si han envenenado a mi mascota y cómo actuar?

Pero, ¿y si ya es tarde para nuestra mascota y no hemos podido evitar que coma del cebo envenenado? Hay una serie de síntomas que pueden indicar que el animal se ha envenenado.

En caso de ver directamente que el animal come alguna sustancia tóxica, o algo que pueda llevarla, es vital trasladarlo de inmediato a un veterinario. Además, es importante también, siempre que se pueda, llevar al veterinario una muestra de lo que haya comido, para facilitar el trabajo del profesional identificando el problema.

En caso de no saber que el perro o el gato se ha intoxicado, algunos síntomas que pueden alertar son por ejemplo quejas, vómitos o diarreas, ojos enrojecidos, fiebre o convulsiones, problemas respiratorios, inflamaciones, falta de movimiento, entre otros.

Si se nota algo de esto, especialmente de forma repentina, sin motivo aparente y poco después de que el animal haya vuelto de la calle, es motivo de preocupación. Habría que llamar a un veterinario cuanto antes y valorar la situación.