Una de las medidas que tomó el Gobierno de España tras la reactivación de las actividades no esenciales fue el reparto de 10 millones de mascarillas, principalmente en los accesos de estaciones de transporte público.
El objetivo es proporcionar a los trabajadores material de protección durante estos tres primeros días en activo con vistas a que sea posible adquirirlas con normalidad en las farmacias a finales de semana.
La decisión de reactivar la actividad no esencial ya fue objeto de debate y el reparto de mascarillas no se quedó tampoco exento de polémica.
La medida de prevención fue tachada de «improvisada» por la Comunidad de Madrid, que exigió saber por escrito cómo y dónde se iba a realizar la distribución.
Reparto en mano
A las críticas de algunos gobiernos autonómicos se le sumaron las denuncias de los usuarios en las redes sociales.
Multitud de publicaciones mostraron imágenes de distribuciones que en algunos casos incumplían las normas de seguridad e higiene requeridas para un correcto manejo de las mascarillas.
El hecho más criticado es que las mascarillasse reparten sin la previa desinfección de las manos, una medida de higiene fundamental para evitar que las mascarillas se puedan convertir en un foco de transmisión del virus.
Las imágenes evidencian que no hay un control en el reparto. Las mascarillas se pasan de mano a mano sin que esté garantizada la desinfección de ambas partes. También vemos que no se cogen por la goma, ni están separadas por un film protector.
Para evitar situaciones como estas, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos ha ofrecido al Ministerio de Sanidad encargarse de la distribución controlada de mascarillas a la población a través de la tarjeta sanitaria, sin ganancia para las farmacias y al precio establecido por el Gobierno.