El fracaso matrimonial de Juan Carlos I y la reina Sofía es un secreto a voces en nuestro país.
Si bien es cierto que el amor entre ambos existió durante los primeros años de noviazgo, ya hace mucho que los reyes eméritos llevan una vida independiente.
Es de sobra conocido que en Zarzuela viven en alas separadas y pueden pasar meses sin verse ni dirigirse la palabra.
Ruptura tras la muerte de Franco
Tal y como reveló Pilar Eyre en su columna de 'Lecturas' la ruptura sentimental entre Juan Carlos y Sofía se produjo poco después de la muerte del dictador Francisco Franco.
Desde entonces, Sofía siguió fiel a su cargo de reina y acompañó a Juan Carlos a lo largo de su reinado por el bien de la monarquía española.
Nunca pensó en abandonar a pesar de las constantes infidelidades, algunas contrastadas, y relaciones extramatrimoniales de Juan Carlos. Sin embargo, la reina siempre se mantuvo fiel a su marido y se esforzó por mantener una buena reputación.
Quizás a estas alturas, la reina Sofía si esté arrepentida de desperdiciar su vida al lado de un hombre para que el siempre fue 'la otra' mujer, tan solo una tapadera para dar buena imagen.
Harald de Noruega, el verdadero amor de la reina Sofía
Antes de contraer matrimonio con Juan Carlos la griega tuvo que renunciar al amor de su vida: el príncipe noruego Harald de Noruega.
Según publica Pilar Eyre en su columna de 'Lecturas', doña Sofía estaba enamorada perdidamente de aquel heredero del norte. Tal fue la relación entre ambos aristócratas que la prensa de entonces rumoreaba sobre su posible relación sentimental.
«Salían fotos de los dos a bordo de una lancha motora en las regatas de Hankoe diciendo: Los dos príncipes sostienen un tierno idilio con todo el esplendor de sus veinte años» señala la columnista.
Sin embargo, parece ser que la griega nunca tuvo suerte en el amor y su relación con el príncipe nórdico no llegó a buen puerto porque el joven estaba enamorado de otra mujer.
La reina Sofía «sufría horriblemente porque Harald de quien estaba enamorado de verdad era de una sencilla modistilla de Oslo llamada Sonia, y a ella la utilizaba solamente de tapadera» indica Pilar Eyre.
Por aquel entonces eran los años 60 y todavía se estilaban los matrimonios concertados entre monarquías.
La madre de Sofía, la reina Federica, empezó a buscarle novio por las coronas del viejo continente y finalmente se orquestó su matrimonio con el hijo de los condes de Barcelona, Juan Carlos.