España se encuentra en un momento crucial de la pandemia: del éxito en la contención de los contagios dependerá el éxito de la campaña de vacunación y la recuperación de la normalidad en verano. Con el fantasma de la cuarta ola planeando, el Gobierno de Pedro Sánchez tiene un plan para salvar al sector turístico en verano.
Se trata del pasaporte de vacunación, una medida que causa mucha controversia en Europa: países como Grecia lo ven como solución para salvar la temporada turística, pero otros como Francia, Bélgica o Alemania critican la amenaza que supone para la libertad individual.
En España se da casi por descartada la Semana Santa. La devastadora tercera ola ha retrasado las perspectivas de recuperación y hay muy pocas posibilidades de que se puedan levantar las restricciones para favorecer el turismo en aquellas fechas. A partir de aquí, todos los esfuerzos se centran en salvar el verano para impedir otro año más de cierres que sería fatal para un sector clave para la economía española.
La primera que planteó una medida de estas características fue la presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, pero su cartilla Covid levantó polémica. Muchos consideran que saber si una persona está vacunada o no es una información sensible y supone una limitación de derechos que exige un consenso y un amparo legal detrás.
Por su lado, las autoridades sanitarias, empezando por la Organización Mundial de la Salud, plantean muchas dudas sobre la efectividad real del pasaporte Covid. En su opinión aún no existe una evidencia científica suficiente sobre la eficacia de las vacunas, y poner el pasaporte como único requisito supondría poner en circulación potenciales portadores del virus.
Pero en España han aumentado las voces favorables a este recurso para garantizar una movilidad segura. Uno de ellos es Adrián Barbón, presidente del Principado de Asturias, que lo ve como una medida útil siempre que se coordine con el resto de los países europeos. En su opinión, igual que ha sucedido con las vacunas la Unión Europea será la clave para su éxito.
Sanidad se opone de momento
Ahora, la medida pasa a primer plano de la actualidad española porque el Gobierno se plantea seriamente su aprobación para el verano. La ministra de Turismo, Reyes Maroto, reconoce que existe la voluntad del Gobierno de implantar un pasaporte de vacunación, en coordinación con el resto de europa y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Según avanzó la ministra, «España lidera una iniciativa para poder adoptar protocolos comunes en Europa con el objetivo de que los viajeros recuperen la confianza que necesitan». Pero los planes de Turismo podrían verse frenados por la negativa de Sanidad, ya que el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias que dirige Fernando Simón ha mostrado su disconformidad con el pasaporte Covid.
Desde un primer momento, el ministerio de Sanidad, con Salvador Illa al frente, encabezó la cruzada contra el pasaporte Covid al considerarlo una limitación de derechos individuales sin base científica suficiente. Ahora, Fernando Simón recoge su guante y asegura que de momento no se aplicará y que antes hay que hacer «mucho trabajo de fondo».
Aumenta la demanda para viajar a España
Se ve, por lo tanto, una discrepancia entre el sector sanitario y el sector turístico, tanto en la sociedad como dentro del Gobierno. Los sanitarios creen que la prioridad debe ser evitar nuevas olas de contagios antes de que llegue la inmunización colectiva, para salir cuanto antes de la pandemia. El sector turístico, por su lado, está convencido de que los corredores seguros y el pasaporte Covid pueden garantizar una relativa normalidad en verano sin poner en riesgo la salud de las personas.
El Gobierno quiere balancear las dos posiciones y asegurar la apertura en verano sin riesgo de rebrotes. Ahora cuenta con una presión añadida. En Reino Unido, las reservas de vuelos en verano han subido un 337% en una semana, y las vacaciones hasta un 630% desde el anuncio del plan de desescalada de su gobierno. Y España es su destino favorito, con lugares como Málaga, Alicante, Barcelona, Ibiza o Palma en cabeza.
Se abre, por lo tanto, un nuevo escenario que demuestra las ganas de los turistas extranjeros de viajar a España en julio, agosto y septiembre. El peso de la responsabilidad recae ahora sobre el Gobierno de Pedro Sánchez, que trabaja codo con codo con la Unión Europea para hacer realidad el pasaporte, a pesar de las reticencias en Sanidad.