España se encuentra en otro momento crítico para la pandemia, equiparable solo al que vivió en marzo de 2020. La suma de factores ha desencadenado una nueva oleada de contagios cuya curva aumenta de forma imparable. Cada vez más voces piden un confinamiento corto, pero el Gobierno teme que eso frene en seco la recuperación.
En Moncloa tienen claro que vienen «seis meses muy duros» hasta que se empiecen a notar los efectos de la vacunación, y empiezan a asumir que la tercera ola y la borrasca Filomena retrasarán las previsiones de recuperación.
Aunque en 2021 está previsto un repunte de la economía, la Comisión Europea y los bancos rebajan la expectativa de rebote económica a la mitad de lo previsto por el Gobierno. Porque los presupuestos cuentan con un crecimiento del 9,8% del PIB, pero Bruselas rebaja esta previsión al 5,4% en la línea de las previsiones de los bancos, al 5,5%.
La situación podría ser incluso peor. El empeoramiento de las perspectivas de la pandemia llevan al Gobierno de Pedro Sánchez a plantear «seis meses muy duros» por delante, hasta que se generalice la vacunación. Algo que podría llegar presumiblemente en julio, si tal y como prevé el ministro de Sanidad, Salvador Illa, se llega a inmunizar al 70% de la población.
Por entonces puede que ya sea tarde. El «boom» turístico puede ser insuficiente para corregir los efectos devastadores de la tercer ola, y en el Gobierno ya dan por hecho que España no volverá a ser una potencia turística a medio plazo. Además habrá un desplome del consumo, que asestará un golpe a la economía española que puede ser definitivo.
La realidad es que el Gobierno no esperaba un repunte de los contagios tan acusado, y a la desaceleración del cuarto trimestre se suma ahora el impacto de las medidas restrictivas que han tomado las comunidades para doblegar la curva. La cosa puede empeorar aún más si se adelanta el toque de queda y se endurecen aún más los cierres, tal y como piden las regiones al Gobierno central.
El peor escenario sería, en todo caso, un confinamiento total, que el Gobierno quiere evitar a toda costa. Si finalmente se consigue doblegar la curva de la tercera ola sin confinamiento, el Gobierno es optimista. A pesar de los obstáculos imprevistos, en Moncloa consideran que la industria española y el turismo nacional son suficientemente robustos como para favorecer la recuperación de nuestra economía.
Fondos de recuperación
La gran palanca de la recuperación serán los fondos europeos, el balón de oxígeno en el que el Gobierno de Pedro Sánchez deposita todas las esperanzas. Su gestión supondrá un desafío para el Ejecutivo, y por eso se han acelerado los trámites para la adjudicación de ayudas y se han reforzado las plantillas de los ministerios que tienen que garantizar su absorción.
La cosa no es tan sencilla como parece, y España ya ha tenido estos problemas anteriormente. Entre 2014 y 2020, sin ir más lejos, nuestro país solo utilizó el 39% de las ayudas comunitarias. Por ahora, la aprobación de los presupuestos permite adelantar algo más de 26.000 millones de euros, de los 140.000 comprometidos por la Unión Europea. Eso aumenta el optimismo del Gobierno de Pedro Sánchez, que confía en ejecutar cerca del total de las ayudas.
Una nueva España
El Gobierno de coalición ha convertido estas ayudas en el pilar de su plan de recuperación, ya que además de ser parte de la solución al problema económico, también será el impulso definitivo para las compañías innovadoras del sector verde y digital. En Moncloa creen que España saldrá de esta crisis con una nueva élite de empresarios en el camino de la modernización y de un nuevo paradigma: la economía de la transformación.
Nuestro país recibirá 69.528 millones de euros frente a los 59.168 que preveían inicialmente, y esto convierte a España en el principal beneficiario de las ayudas. La Comisión Europea ha actualizado los datos económicos de paro y crecimiento económico de 2019 y ha previsto que la economía española será la que más se hundirá.
La cuestión ahora es saber qué precio tendremos que pagar por las ayudas. El Gobierno de Pedro Sánchez se prepara para seis meses muy duros, y es consciente de que tendrá que tomar decisiones muy duras e impopulares. Una vez superado el escollo de los presupuestos, el Ejecutivo se prepara para afrontar el resto de la legislatura desde una posición reforzada pero con la responsabilidad de sacar al país de la crisis sin aumentar el sufrimiento de muchos españoles que se encuentran ya en una situación límite.