Europa veía de lejos el inicio de la pandemia de coronavirus, allá por el mes de febrero. Los científicos aún no disponían de suficientes datos, cualquier medida que se tomará parecía exagerada o alarmante y ante la falta de información y la velocidad de propagación del virus, la improvisación fue una característica común entre los gobernantes de los países afectados.
El coronavirus se establecía en Europa con una fuerza despiadada, los datos no dejaban lugar a dudas y las medidas excepcionales tomadas por China funcionaban. El país donde todo hace pensar que se originó el primer caso y donde se pudo ver el primer gran foco del virus iba semanas por delante del resto de mundo, como se ha visto después.
Italia primer país europeo donde la pandemia ha hecho estragos, comenzó a seguir el protocolo de China, con fuertes medidas de aislamiento y que España no dudo en utilizar. También en nuestro país no se tardó en ver la violencia del virus que a día de hoy lleva ya cinco millones de casos y más de 328.000 muertos en todo el mundo según la OMS 'Organización Mundial de la Salud'.
No hay duda de la letalidad del virus. España con más de 230.000 confirmados y 27.888 muertes e Italia con más de 227.000 casos y 32.000 muertes, según datos de la OMS 'Organización Mundial de la Salud' figuran entre los cinco países más afectados de la pandemia.
España se enfrenta a un verano sin turismo extranjero
España se ha reflejado en Italia a la hora de tomar medidas de contención del virus, a todos los niveles. Principalmente sanitarias pero también económicas. El país vecino va un par de semanas por delante nuestro con lo que el ejecutivo de Pedro Sánchez no ha dejado de estar muy pendiente de lo que pasaba allí para elaborar el plan de desescalada en España.
Esto ha sido así hasta ahora ya que Italia, con la bajada de la ya famosa 'curva', ha reanudado casi toda la actividad y el 3 de junio abrirá las fronteras, una decisión que Pedro Sánchez ha decidido no tomar almenos por ahora.
El gobierno español, achaca esta decisión que choca frontalmente con los intereses del sector turístico a las opiniones de los científicos. No quieren arriesgar después de los sacrificios tanto en el ámbito económico como en el de la libertad personal truncada por el confinamiento obligado. Lo más importante para el presidente, según su entorno directo, es minimizar el riesgo de un repunte que según los epidemiólogos es aún muy alto.
Italia se arriesga abriendo las fronteras con un posible repunte. No obstante lo hace a causa de las fuertes presiones del sector turístico y como intento desesperado sanear la economía del país con un sector clave como el turismo que ya ha arrancado su temporada. España, por contra, aboga por la prudencia que en este caso es contraproducente con la economía de país.
El tiempo dirá si España ralentizó el turismo y la economía con justificaciones suficientes o si en cambio ha sido Italia quien la ha acertado dando un paso decisivo en la instauración de la nueva normalidad.