El Gobierno trabaja ya con un plan específico que contempla un verano sin turismo internacional y medita que las fronteras españolas queden cerradas. Esto supondría que no entrase el potente flujo de turismo extranjero y como nueva medida el fomento del turismo nacional durante todo el verano como alternativa vacacional.
Durante el verano, los españoles tampoco podrían salir del territorio nacional, salvo que un certificado de salud lo recomiende. Esta medida estaría sujeta a algunas excepciones, tal y como se han ido viendo en cada cambio de fase decretada por el Gobierno de Pedro Sánchez.
Sobre el uso de las playas en la época estival, todavía no está muy clara la decisión que tomará el Gobierno, pero la limitación del aforo es una de las medidas que los expertos epidemiológicos y científicos habrían recomendado al Ejecutivo. A día de hoy, se antoja muy difícil ver abarrotadas las playas del país en el próximo verano.
Actualmente, estar preparados para el otoño y el invierno es la mayor preocupación del Gobierno y de los expertos en el coronavirus. El verano será una época excepcional con toda seguridad, pero un miembro del Ejecutivo apunta que «no está nada decidido».
En el Gobierno se trabaja en todos estos escenarios, y se estudian igualmente los análisis de desescalada de ciertas instituciones privadas en las que el turismo internacional no se espera que abra hasta el otoño. «Es imposible en este momento vaticinar nada, aunque el turismo internacional yo lo veo prácticamente imposible», reconoce desde el Gobierno.
«El turismo internacional tardará porque antes de la reapertura de fronteras habría que recomponer la conectividad y dotarse de medios que aseguren no contagiar», aseguran desde el Ejecutivo.