Imagen de una pareja paseando por un parque en Alemania

Golpe de timón del Gobierno que afectará al bolsillo de los pensionistas

El Gobierno no ajustará las pensiones cuando los precios estén en negativo, y eso permitirá aumentar el poder adquisitivo

La reforma de las pensiones se está convirtiendo en un dolor de muelas para el Gobierno. Después de varios bandazos y urgido por la presión de sindicatos y patronal, el ministerio de Seguridad Social ha dado marcha atrás en su intención de ajustar la paga de los pensionistas cuando bajen los precios.

En el plan inicial del ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, se incluía una medida polémica: compensar la revalorización de las pensiones en el caso de caídas de los precios. Los sindicatos habían amenazado en las últimas horas con levantarse de la mesa de negociación, y han forzado un acuerdo in extremis.

Gobierno, patronal y sindicatos se encuentran en un proceso de intensas negociaciones para avanzar en la delicada reforma de las pensiones. El Gobierno necesita aumentar la recaudación y hacer sostenible el sistema público de pensiones, que está en crisis. Para ello tiene que tomar medidas impopulares que no gustan a los sindicatos mayoritarios, pero tampoco a la patronal. 

Una de sus medidas estrella es la recuperación del Índice de Precios al Consumo (IPC) como indicador para calcular las pensiones anualmente. Pero el Gobierno quería tener en cuenta la inflación de los años pasados y no la prevista, y absorber el aumento del poder adquisitivo de los pensionistas en los años posteriores cuando el IPC fuera negativo. Una medida que no está bien vista por los sindicatos, que ya venían muy molestos por la intención del Gobierno de aumentar la base de cálculo de las pensiones.

Aumentar la base de cálculo conllevará un recorte de las pensiones, y los sindicatos han amenazado con romper la baraja y levantarse de la mesa de negociaciones. Otro de los puntos que causa fricción es precisamente la revalorización de las pensiones al IPC, una medida que se incluye en la primera fase de la reforma de las pensiones y que se prevé aprobar en las próximas semanas. 

Los sindicatos celebran la decisión

Junto a otras medidas como bonificar el retraso en la jubilación y penalizar la anticipada, el ministro Escrivá ha explicar su intención de ajustar la paga de los pensionistas cuando los precios bajen. Su idea es compensar los años de inflación negativa a lo largo de los tres años siguientes con evolución positiva de los precios. 

Finalmente, y ante la presión de los sindicatos, el Gobierno ha renunciado a su idea inicial y no recortará la paga en función del IPC. Los sindicatos lo han celebrado como una victoria del diálogo social. El secretario de Protección Social y Políticas Públicas de CCOO, Carlos Bravo, señaló que «hoy el Gobierno ha atendido a una de las demandas sindicales en la mesa de diálogo social sobre pensiones». 

Según ha explicado, «la garantía de revalorización del poder adquisitivo de las pensiones cada año con el IPC venía acompañada de una propuesta para que los años en que el IPC fuera negativo, y por tanto hubiera una ganancia pequeña de poder adquisitivo, se devolviera en los años siguientes. La oposición sindical ha sido muy firme en esta materia y el Gobierno finalmente ha renunciado a ese planteamiento, y por tanto no se produciría esa compensación en años sucesivos».

Las negociaciones siguen en marcha

Con este nuevo golpe de timón, el Gobierno permitirá que los pensionistas ganen poder adquisitivo, es decir, tengan más dinero en el bolsillo, ya que las pensiones no bajarán cuando bajen los precios. 

CCOO ve este logro como un avance en las negociaciones y una garantía que prosperarán. El próximo lunes habrá una nueva reunión, en la que se pondrán encima de la mesa muchas otras cuestiones que aún están en el tintero. Los sindicatos mantienen la presión sobre lo que tiene que ver con el acceso a la jubilación anticipada, el factor de sostenibilidad y la derogación completa de la reforma de 2013. 

Hay que recordar que la reforma de las pensiones es una de las grandes patas del plan de recuperación que el Gobierno presentará a Bruselas para acceder a los fondos europeos. Se trata de una exigencia de la Comisión Europea para garantizar la eficiencia fiscal de los países que reciben las ayudas, como España. 

A pesar de la última decisión tomada, el ministerio de Seguridad Social considera que la fórmula de revalorización de las pensiones al IPC no está cerrada e insisten en buscar un acuerdo en todos los aspectos. En este sentido han puesto en valor la flexibilidad del Gobierno a la hora de buscar consenso y se han mostrado optimistas en cuanto al avance de las negociaciones de una reforma que se está convirtiendo en una tortura.