El acuerdo in extremis alcanzado por el Gobierno y Ciudadanos no sólo es trascendental para la aprobación de la prórroga del estado de alarma que permite sostener la estrategia del ejecutivo durante la desescalada, sino que tiene también consecuencias políticas de gran calado que marcarán un antes y un después en la presente legislatura.
Y es que el apoyo de la formación naranja no se ciñe solamente a la prórroga del estado de alarma, que de hecho ya ha advertido que sólo respaldará el tiempo que sea estrictamente necesario, sino que va más allá y tiene que ver con la consolidación de una alianza para la gestión de la crisis económica, que será de más largo recorrido.
Esto cambia por completo la naturaleza de la legislatura porque rompe con la lógica de bloques izquierda-derecha con la que esta arrancó hace apenas unos meses. Se confirma así que la emergencia sanitaria del Coronavirus ha puesto la política española patas arriba, y que ahora llega el momento de tejer nuevas alianzas que marcarán el futuro inmediato.
Sólo así puede entenderse que, de repente, Ciudadanos haya pasado de ser una fuerza irrelevante en el hemiciclo a ser la llave del desbloqueo de la estrategia de Sánchez en la gestión de la crisis, y muchos especulan ya con que a la larga Sánchez y Arrimadas puedan retomar la vieja idea de una coalición entre socialistas y liberales.
En noviembre el partido pasó de 57 a 10 diputados y su líder, Albert Rivera, presentó la dimisión entre voces que anunciaban el principio del fin de Ciudadanos. Solo seis meses después, Inés Arrimadas y Pedro Sánchez consiguen cerrar una negociación en 24 horas para rescatar al Gobierno de su soledad en la gestión de la crisis.
De hecho, la debacle de Ciudadanos en noviembre fue un castigo de su electorado a la arriesgada estrategia de Rivera de convertirse en primer partido de la oposición, que le llevó a cerrar la puerta a un gobierno coalición con Sánchez. Arrimadas tomó nota entonces, y ahora quiere devolver al partido aquello que le dio buenos resultados: ser útiles.
«Hemos venido a hacer política útil para los españoles y eso es lo que vamos a hacer», ha dicho la líder de la formación naranja, que estuvo en contacto durante todo el día de ayer con el presidente mientras dos equipos negociadores encabezados por José Luis Ábalos, por el PSOE, y José María Espejo, por Ciudadanos, definían los detalles del acuerdo.
El Gobierno, por su parte, anunció el acuerdo alcanzado como si se tratara más de un pacto de legislatura que de un acuerdo para una votación que incluye otros partidos. «El Gobierno de España y Ciudadanos han alcanzado un acuerdo», empieza el comunicado oficial de la Moncloa, consciente de la importancia del giro.
Y es que el acuerdo compromete a Ciudadanos a su respaldo al Gobierno durante el estado de alarma hasta el fin de la desescalada, pero a cambio consigue hilo directo con Moncloa una vez a la semana para seguir la evolución de las medidas devolviendo así a sus diputados un valor impensable hace dos meses: «Con diez diputados, es todo un éxito», reconoce Arrimadas.
La entrada de Ciudadanos en los pactos de la legislatura es crucial porque hace inviable a largo plazo su convivencia con Podemos, cuyos proyectos políticos son antagónicos, y con socios del Gobierno como ERC. Y en un momento en el que los socios de gobierno se alejan y suenan rumores de enfriamiento entre Iglesias y Sánchez, la entrada de Arrimadas en escena las últimas horas puede ser el giro definitivo.