Dentro de unas horas, el rey Felipe VI se dirigirá a la nación en el tradicional mensaje de Nochebuena. El séptimo desde que llegó al trono, y también el más difícil. La pandemia ocupará gran parte del discurso. Pero la incógnita sigue siendo si mencionará los escándalos de su padre, el emérito Juan Carlos, y cómo.
Las presiones ejercidas durante los últimos días para que repruebe públicamente a su padre ponen a Felipe en una situación complicada. Sabe que de sus palabras de hoy depende salir reforzado o ahondar la crisis en la que vive inmersa la institución.
Aunque el inicio del reinado de Felipe estuvo marcado por su compromiso con la transparencia y la renovación de la Corona, durante todos estos años no ha podido desprenderse de los escándalos judiciales de Juan Carlos. Felipe quiere poner punto y final a este desgaste con un mensaje de defensa de la institución monárquica y su honestidad.
El primer paso lo dio en el mes de marzo, cuando renunció públicamente a la herencia de su padre. Desde entonces no ha vuelto a mencionar su nombre en público, pero los escándalos que obligaron a Juan Carlos a abandonar España también le salpicaron, y Podemos aprovechó para encabezar una campaña a favor de un referéndum sobre la república.
El mensaje de hoy puede consolidar el alejamiento de Felipe VI respecto de Juan Carlos I, una estrategia trazada conjuntamente por Zarzuela y Moncloa para garantizar la continuidad de la monarquía.
La situación recuerda mucho a aquel 24 de diciembre de 2014 en el que el rey Felipe pronunció su primer discurso en el trono. La sombra de la corrupción también planeaba entonces sobre la Corona, por el caso Nóos que implicaba a la infanta Cristina y a su marido, Iñaki Urdangarin. Felipe lo mencionó, pidiendo cortar de raíz todos los casos de corrupción en España.
En el mensaje de hoy, Felipe tiene previsto seguir una línea argumental parecida, defendiendo que la Corona «debe velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente, como corresponde a su función institucional y a su responsabilidad social».
El mensaje de Nochebuena de hoy tendrá como tema central la pandemia, que ha desatado la peor crisis sanitaria y económica en décadas. Pero en la mente de muchos está también la histórica huida de Juan Carlos del país, perseguido por sus escándalos judiciales y financieros, y el anuncio reciente de su intención de volver a España.
En marzo, Felipe VI reconoció los errores cometidos por Juan Carlos, y en verano dio luz verde a su salida del país. Esta noche, Felipe reconocerá el desgaste que la Corona ha sufrido por las actuaciones de su padre. Y lo pondrá en contraste con la «conducta íntegra, honesta y transparente» que él prometió al inicio de su reinado.
Pero en contra de la flagelación que le pide el sector antimonárquico liderado por Podemos, el rey no hará un discurso de revisión de los errores del pasado. Por el contrario, quiere lanzar un mensaje de superación y de confianza en la Corona, y reforzar el compromiso de la institución con los valores de la honestidad y la transparencia.
La idea que transmitirá Felipe es que la Casa Real no amparará ni justificará ninguno de los errores cometidos por el rey Juan Carlos. Sus palabras quieren ser la de un Jefe del Estado que pone su propia integridad como garantía de continuidad y voluntad de servicio público.
La petición del Gobierno
Pablo Iglesias vaticinó hace unos días que tras el discurso de Nochebuena se abrirá un debate en España sobre monarquía o república. Felipe recoge el guante, y cree que si es capaz de transmitir los valores de integridad y compromiso, puede consolidar definitivamente su reinado y debilitar la posición de aquellos que sueñan con su caída.
Además, sus palabras coinciden con la idea planteada por el Gobierno. Moncloa propuso a Felipe que mencionara a su padre para allanar el camino a la ley que quieren poner en marcha el año que viene para regular la institución monárquica. Aunque el rey no puede actuar sujeto a presiones políticas, en una cuestión tan importante tiene que haber una coordinación.
El Gobierno recomendó a Felipe mencionar claramente la situación de su padre. Como jefe de la Casa Real no puede ponerse de perfil, ni utilizar eufemismos, en una situación tan grave que afecta a un miembro de pleno derecho de la familia real, como es Juan Carlos. Moncloa cree que Felipe puede utilizarlo a su favor, para reforzar la institución.