Un trágico suceso ha alterado la tranquilidad de las congregaciones de San Julián y Santa Marina, en Sevilla. Ayer por la tarde encontraron el cuerpo sin vida de Fernando, el párroco de estas iglesias. Tenía 49 años y por razones que se desconocen murió en las estancias de la parroquia de San Julián, donde residía.
Fernando vivía desde hace un año en la parroquia de San Julián. Ayer, a última hora de la tarde, la limpiadora encontró su cuerpo sin vida y dio la voz de alarma a los servicios de emergencias. La policía se desplazó hasta la parroquia para esclarecer los hechos, por si pudiera haber algún hecho delictivo.
Sin embargo, por ahora no han trascendido las posibles causas del fallecimiento y hay una investigación en marcha. El arzobispado de Sevilla se ha puesto en contacto con las entidades parroquiales afectadas. En las próximas horas está previsto que anuncie la fecha y la hora del funeral por el padre Fernando.
A punto de cumplir un año
Fernando Reyes Rico era muy conocido en Alcalá del Río, la localidad sevillana donde estuvo como párroco hace años. Concretamente en Santa María de la Asunción, que poco antes de su despedida tuvo que cerrar sus puertas por un brote de coronavirus. El propio párroco dio positivo en septiembre de 2020.
Sin embargo, se descarta que esta circunstancia tenga nada que ver con la muerte del religioso un año después. Anteriormente había sido vicario de la parroquia de la Magdalena, en Sevilla. Desde hacía poco había recibido el encargo de dirigir las parroquias sevillanas de San Julián y Santa Marina.
San Julián es el templo donde recibe culto la hermandad de Hiniesta, de la que Fernando era director espiritual. En Santa Marina recibe culto la hermandad de la Resurrección. El párroco fallecido tomó posesión del nuevo cargo en septiembre del año pasado, y estaba a punto de cumplir un año en el lugar.
La muerte del párroco llega en plena celebración de los cultos a la Virgen de la Hiniesta gloriosa, en el barrio de San Julián. Cada 8 de septiembre, la corporación municipal acude a renovar el voto de acción de gracias. Esta festividad se tiñe ahora de luto por la muerte del párroco de la congregación.
Muestras de dolor por su pérdida
La Hermandad de la Resurrección, con sede en la iglesia de Santa Marina, ha sido la primera en mostrar sus condolencias. "Con hondo pesar comunicamos el fallecimiento de nuestro hermano, director espiritual y párroco, Fernando Reyes Rico". "Tenemos la certeza que ya goza de la presencia de Cristo", añaden.
La hermandad de Hiniesta, de la que era director espiritual, también ha tenido un recuerdo para él. "Lamentamos informar de la muerte del párroco de San Julián", han dicho. Y han deseado "que el Cristo de la Buena Muerte lo acoja en su seno y brille para él la luz perpetua".
Por su parte, la corporación gloriosa de San Julián ha transmitido un mensaje lleno de afecto. "Nos unimos a sus familiares, amigos y feligreses en oración por su eterno descanso", reza su comunicado. También ha tenido un recuerdo para él Gente de Paz, "con la esperanza de que viva ya en la presencia del Señor".
Fallecido en el ejercicio de sus funciones
Hace apenas un mes, el párroco dirigió la ceremonia del cierro del nuevo curso de cofrade en la hermandad de Hiniesta. La iglesia de Santa María Magdalena se llenó hasta lo permitido por las medidas sanitarias en una fecha muy especial para esa congregación.
El párroco estuvo comprometido con las congregaciones y al pie del cañón en el ejercicio de sus funciones hasta el final. No hay constancia de que padeciera ninguna enfermedad grave, aunque tampoco se descarta un problema de salud. El resultado de la autopsia revelará la causa de su muerte.