A pesar de que España se ha avanzado a los países vecinos al permitir la vuelta al trabajo, aún sigue muy de cerca los pasos de Italia como referencia para la desescalada. Ambos países han vivido una evolución paralela de la epidemia con dos semanas de decalaje y España ha ido tomando las mismas decisiones de Italia con unos días de diferencia.
Por eso ahora que todo el mundo se pregunta sobre la salida del confinamiento, toda la atención se centra en lo que acaba de anunciar el presidente del Gobierno italiano, Giuseppe Conte: el plan de desescalada empezará el 4 de mayo.
A finales de esta semana Conte explicará los detalles del plan de reapertura del país, que en todo caso ya tiene una fecha marcada. Se trata de una «predicción razonable», según el primer ministro, que también ha anunciado que el plan seguirá una estrategia nacional pero también adaptará las medidas a la especificidad de cada región.
En un mensaje a través de su cuenta oficial en Facebook, Conte ha adelantado que habrá una reorganización de los métodos de prestación de servicios de trabajo, un replanteamiento de los medios de transporte y nuevas reglas para las actividades comerciales que afectarán a todo el país, pero a la vez tendrá en cuenta las características de cada región.
Los medios de transporte no son los mismos en la Basilicata que en Lombardía, dice el primer ministro, y la receptividad de las estructuras hospitalarias cambiar en cada zona y debe ser proporcional al número de contagiados. Las zonas del norte, por su lado, se quejan de la reapertura por regiones porque a pesar de ser las más afectadas son el motor económico nacional.
Italia lleva desde el 8 de marzo en confinamiento y el primer ministro entiende que muchos ciudadanos están cansados de los esfuerzos realizados hasta ahora y necesitan una relajación de las medidas. Pero abrirlo todo de golpe le parece una irresponsabilidad y apuesta por una salida progresiva «que tenga en cuenta todos los detalles y cruce los datos».
Entre las principales demandas se encuentran las de las empresas y sectores más castigados por el confinamiento, pero Giuseppe Conte es reacio a ceder a decisiones improvisadas para satisfacer las solicitudes. Por el contrario, reclama un «programa serio y científico» que garantice que no se deja de lado ningún detalles.
«¿Cómo podemos garantizar la distancia social dentro del medio de transporte? ¿Cómo podemos evitar el hacinamiento en las horas punta? ¿Cómo podemos fomentar el uso de medios de transporte alternativos y de forma descongestionada?», son algunas de las preguntas que se hace ahora el Gobierno italiano.
Sobre las quejas de las autoridades del norte del país, Conte ha dicho que Italia debe sentirse orgullosa de cómo han afrontado la crisis y de que ahora no es el momento de tensionar el país: «No permitiré que surjan divisiones».