Los datos no dejan lugar a dudas. El número de despidos colectivos en el primer cuatrimestre del año respecto del mismo período del año anterior ha caído un 45%. Esto se explica por la utilización masiva de los ERTE que suponen la suspensión de empleo pero no el despido, pero dibuja también una situación ficticia que puede acabar de golpe en otoño.
Según los datos, en enero y febrero de 2020, justo antes de la llegada de la pandemia, los despidos colectivos crecían a un ritmo del 36% por la ralentización de la actividad económica. El confinamiento y el parón de la actividad en marzo y abril hacían temer un repunte histórico de los despidos, pero los ERTE han conseguido salvar en torno a un millón de trabajos.
Pero detrás de los números hay otra realidad. Muchas empresas que iban a presentar despidos colectivos por la ruinosa situación económica han aprovechado para que sea el SEPE quien pague temporalmente los salarios de sus trabajadores. Por lo tanto, cuando caduquen las subvenciones volverán a aflorar los despidos colectivos.
Según datos del ministerio de Trabajo, si entre enero y abril del año pasado los despidos colectivos afectaron a 7,678 trabajadores, en el mismo periodo de este año su número ha descendido hasta 4.250. En abril, el mes en el que la economía española estuvo paralizada, sólo 24 trabajadores fueron afectados por un despido de carácter colectivo.
El número de despidos colectivos es uno de los mejores indicadores de la situación del mercado laboral. Tras la recuperación de la crisis financiera anterior, en 2019 cambió la tendencia y se cerró el año con un nuevo crecimiento de los despidos. La subida del 55% continuó a principios de 2020 hasta que en marzo se decretó el confinamiento.
El estado de alarma y el cese de actividades han supuesto cambiar los despidos por suspensiones temporales de empleo que irán desapareciendo a medida que se vaya recuperando la actividad.
Cierre de empresas
El Gobierno también ha optado por congelar los despidos hasta el 30 de septiembre, que es cuando acabarán las ventajas económicas de los ERTE. sin embargo, el desastre laboral ha sido muy superior a la cifra de despidos colectivos, ya que hasta el 30 de abril 830.643 trabajadores se vieron afectados por algún expediente de regulación de empleo.
De estos, el 99,5% fue por suspensión de contrato o reducción de jornada, y los tres sectores más afectados fueron comercio y reparación de vehículos, hostelería y administración. Madrid, Cataluña y Andalucía se llevaron la peor parte.
La congelación de los despidos que significa la utilización de los ERTE no oculta una realidad evidente: aunque los trabajadores estén suspendidos de empleo, sus empresas en muchos casos han dejado de existir, y muchos de ellos no recuperarán la actividad.
Los datos del ministerio de Trabajo así lo revelan: 91.240 empresas han dejado de estar inscritas en la Seguridad Social en marzo y abril, lo que significa que la pandemia económica se ha llevado por delante a 7 de cada 100 empresas en sólo dos meses. Esto, sin contar las que cayeron y caerán a partir del mes de mayo, y que anuncian un otoño negro.