Desde el inicio de la pandemia, encontrar una vacuna se ha convertido en la prioridad de los científicos en la lucha contra el Coronavirus. Durante las últimas semanas se han multiplicado los ensayos en diferentes partes del mundo, y por fin se ha encontrado un proyecto sólido que es capaz de poner una fecha en la que se podría tener la vacuna a punto.
Se trata de la vacuna desarrollada en el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford, cuyo equipo de investigadores acaba de anunciar que a finales de abril se empezará a testar en personas y en septiembre podrían estar listas millones de dosis para el mes de septiembre.
La base sobre la que trabajan estos expertos es una vacuna que ya había funcionado antes con el MERS, otra enfermedad respiratoria causada por un coronavirus, y que ahora ha permitido acelerar el proceso de desarrollo del tratamiento, que podría estar listo antes del otoño y, por lo tanto, mucho antes de lo que muchos pronosticaban.
Ya se han probado dosis de esta vacuna en macacos, una especie de mono que es la más parecida al ser humano, con una coincidencia genética del 97,5%, y ahora el siguiente paso es demostrar que es segura y eficaz en los seres humanos. En el mes de mayo se prevé el ensayo de esta vacuna con 6.000 personas voluntarias sanas.
De hecho, la experimentación de la vacuna en humanos ya ha comenzado: la BBC transmitió el pasado 23 de abril la primera inyección a la italiana Elisa Granato, una investigadora de zoología y microbiología que es la segunda voluntaria de la primera fase de ensayo.
Esta graduada en Ciencias Biológicas afirma tener plena confianza en la vacuna, que «solo contiene una pequeña parte de Covid-19 en un virus diferente y no dañino», lo cual impide su propagación pero provoca una reacción del sistema inmunitario para reconocer al Covid-19.
Hasta ahora, los ensayos con macacos rhesus han sido un éxito rotundo. Seis ejemplares de esta clase de monos fueron contagiados con altas dosis víricas de SARS-CoV-2 y al cabo de 28 días los seis protagonistas del ensayo estaban completamente sanos. Aunque no es una garantía segura, este hecho abrió la esperanza a los investigadores.
Desde entonces, el proyecto de este instituto británico se ha convertido en el más creíble y ha llamado la atención en todo el mundo, consiguiendo así una importante línea de financiación a través de inversores internacionales y varios gobiernos interesados en acelerar el ritmo de desarrollo de la vacuna y su producción industrial cuanto antes.
Uno de los que avala este proyecto es el magnate Bill Gates, que la semana pasada puso toda su confianza en los ensayos y dijo estar dispuesto a asumir todos los costes de su producción. Además de ayudar en la investigación, la Fundación Bill y Melinda Gates quieren contribuir a producir la vacuna a gran escala una vez que se lance al mercado, para que pueda llegar al máximo de personas posible en todo el mundo.