El Tribunal Supremo de la Xunta de Galicia ha puesto fecha al juicio por el crimen de la niña Desirée, ocurrido en Cospeito (Lugo), el 3 de mayo de 2019. La pequeña tenía 7 años cuando, presuntamente, su madre la asesinó en su propia cama. La audiencia se celebrará la semana del 7 al 14 de febrero.
Según ha notificado el alto tribunal, los hechos serán juzgados en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Lugo. Ana, madre de la niña, es la única acusada y se encuentra en prisión provisional desde entonces. Tanto Fiscalía, como la acusación particular ejercida por el padre, piden la prisión permanente revisable.
Le acusan de un delito de asesinato con alevosía y con agravante de parentesco. También se le podría aplicar el atenuante de anomalía o alteración psíquica, ya que le diagnosticaron un trastorno de personalidad mixto y un trastorno psicótico. Las acusaciones piden una indemnización de 300.000 euros para el padre de la niña.
Conclusiones de la investigación
El proceso de instrucción está cerrado, y según la investigación, Ana Sandamil urdió un plan para acabar con la vida de su hija. Ocurrió la madrugada del 2 al 3 de mayo de hace dos años y medio. La madre asfixió a la menor, que dormía en la misma cama que ella e intentó defenderse.
Según las investigaciones, la pequeña Desi fue asfixiada con un cojín o una pieza de ropa. La abuela materna la encontró fallecida en la cama esa misma noche. Ana Sandamil fue detenida como principal sospechosa, y se puso en marcha una fase de instrucción que acabó dos años después.
Desde la muerte de Desirée, su padre José Manuel inició una movilización para pedir justicia. Entendía que había habido negligencias en la investigación, y pedía investigar a la abuela materna por encubrimiento. Por fin ha llegado el momento que tanto esperaba, y podrá ver a la presunta autora responder ante la justicia.
'Justicia para Desi'
Este mismo año, José Manuel Leal ha pedido «Justicia para Desi» a través de un texto publicado en El Progreso. El padre de la menor pide a la jueza que acepte las peticiones de la acusación, ya que “la mínima condena debería ser la prisión permanente revisable”. El relato que hacía en el escrito es estremecedor.
“Había indicios más que suficiente de que había sido una muerte violenta”, apuntaba, “nada más ver cómo se encontraba el cuerpo de mi princesita”. Según describe, “tenía sangre en las uñas de defenderse, la boquita desecha, sangre en los brazos, claramente con indicios de haber querido limpiársela por completo”.
José Manuel tuvo acceso a las fotos de su hija fallecida semanas después. Asegura que “no hay que ser forense para tener clarísimo que se trató de una muerte muy violenta, y con muchísimo sufrimiento para mi niña”. Según cuenta, efectivos del 061 le confirmaron que el cuerpo de la niña había sido limpiado.
Las preguntas de José Manuel
El padre recuerda que los efectivos de emergencia intentaron reanimar a Desi, “aunque ya tenía las extremidades muy frías y la daban por muerta”. A partir de ahí, pregunta por qué no se practicó un registro completo del domicilio y los alrededores. “¿Por qué no se precinta el domicilio y se entregan sus llaves al hermano mayor de la abuela materna?”, añade.
José Manuel tiene claro que la abuela materna ayudó a lavar el cuerpo y esconder los hechos. “Al día siguiente piden a la abuela que vaya al domicilio porque observan manchas de un líquido en la pared, junto a la cama donde fue asesinada. En ese momento hallan la parte superior del pijama de Desi escondido entre el colchón y el somier”, relata.
El padre siempre pidió una reconstrucción de los hechos “para averiguar quién o quiénes limpiaron el cuerpo de mi niña con la intención de ocultar el brutal asesinato”. También reclamó poder tener acceso a pruebas como el móvil de la madre. Dice que luchará hasta el final para que se haga justicia con su pequeña.
'Ese monstruo encima de ella'
“A mi niña le arrebataron brutalmente la vida, con mucho sufrimiento a manos de ese monstruo de madre”, afirma José Manuel. Sus palabras son demoledoras: “Ella vio a ese monstruo encima de ella, y yo estaba a kilómetros de allí, eso me dejará marcado de por vida”.
“Solo un monstruo puede hacer eso”, sigue, “asfixiándola y oprimiendo su pequeñita garganta, destrozándole la boquita”. El padre supone que la obligó a tomar alguna medicación, “o incluso la asfixió con el calcetín que no apareció”. “La madre dio tres versiones distintas, y la abuela se negó a declarar”, se queja.
En medio de la instrucción cambiaron jueces y fiscal, y José Manuel vio un cambio positivo en la actitud. Ahora confía que el juicio que se celebrará dentro de tres meses sirva para encerrar de por vida a la presunta asesina de su hija. “Una niña llena de vida, que le encantaban los animales”, recuerda con dolor.
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