Sara Lampón y Abraham Muñiz eran novios de toda la vida y estaban muy ilusionados con su primer embarazo, que además traía gemelos.
Todos sus sueños murieron el 4 de mayo de 2019, en un terrible accidente de tráfico en A Pobra (La Coruña). Tres años después, la principal acusada sigue en la calle.
Según el informe policial, María del Pilar Fernández Patiño conducía de forma temeraria y doblando la velocidad máxima permitida. Al invadir el carril contrario se llevó por delante el Seat León en el que iban Sara y Abraham. Por si fuera poco, la conductora iba totalmente bebida: 1,37 en la tasa de alcoholemia.
Han pasado tres años del accidente, y la familia sigue reclamando justicia para que las dos muertes no queden impunes. “Hay una persona libre y dos que están enterradas”, afirman, a la espera de que empiece el juicio contra la responsable. Los hechos serán juzgados por un tribunal popular formado por nueve personas.
Un impacto brutal
El 4 de mayo de 2019, a las 18:35 horas, Abraham Muñiz y Sara Lampón iban en su coche por la AC-305 entre A Pobra y Palmeira. En el kilómetro 34,800 sufrieron el brutal impacto frontal contra el coche que conducía María Pilar. La conductora llevaba encima un cóctel de alcohol y benzodiazepinas.
Circulaba con su BMW a 130 kilómetros por hora en una zona limitada a 70. El choque fue tan brutal que los dos coches quedaron reducidos a un amasijo de hierros, y la pareja murió al instante. El sonido se escuchó desde la urbanización adyacente, que aún no han podido olvidar lo ocurrido.
Sara tenía 28 años y era natural de Palmeira, mientras que Abraham tenía 29 y era de A Pobra do Caramiñal. Los dos vivían en Palmeira, y a media tarde decidieron coger el coche para ir hacia A Pobra y visitar a la familia de Abraham. Por el camino se cruzaron con Pilar, de 45 años y madre de tres hijos.
Les mataron en vida
“A los padres de Abraham y Sara los mataron en vida, es algo que nunca superarán”, dice una familia del fallecido. Los padres de ambos jóvenes están en tratamiento psiquiátrico desde el suceso, intentando buscar explicación a algo que no la tiene. Su única esperanza ahora es que se haga justicia.
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La instrucción está lista y la Audiencia Provincial de La Coruña está a la espera de recibir toda la documentación. Allí se elegirá un jurado popular formado por nueve personas, que tendrán que decidir qué pasó aquel 4 de mayo de 2019. Tanto acusación, como defensa y fiscalía coinciden en que hubo dos homicidios.
Los matices están en las circunstancias. La acusación afirma que hubo una conducción temeraria bajo los efectos del alcohol, y por lo tanto, dos homicidios dolosos. En cambio, la defensa considera que hubo dos homicidios imprudentes, mientras que la fiscalía lo tipifica como homicidios por imprudencia grave.
Piden 12 años de cárcel
La acusación afirma que la conductora sabía el daño que podía causar, y pide una condena de 12 años de cárcel. Si no se admite su tipificación, la rebajará a conducción bajo los efectos del alcohol y homicidios con imprudencia grave. Entonces María del Pilar podría ser condenada a seis años.
La fiscalía considera que cometió un delito contra la seguridad vial por conducción temeraria y pide una pena de seis años de cárcel. La defensa pide la eximente por alteración psíquica de la acusada, con dos penas de siete meses y quince días. El jurado popular deberá decidir cuál de ellos tiene razón.
En contra de la acusada están los testimonios del accidente, según los cuales la “kamikaze” conducía de forma temeraria y a gran velocidad. “No pudo hacer la curva a la derecha y estampó su vehículo contra el coche de Sara y Abraham”, afirman. Ella estuvo hospitalizada en estado crítico, pero finalmente se recuperó.
Dos jóvenes muy queridos
La tragedia dejó marcadas para siempre a las localidades de A Pobra y Palmeira, donde hoy siguen recordando a la víctima. A él le recuerdan como “muy buena persona, siempre con una sonrisa en la cara para todo el mundo”. Él conducía en el momento del siniestro, aunque todos coinciden en su inocencia.
Abraham estaba empleado en una empresa del sector de la madera, y era un apasionado del Real Madrid. Sara había estudiado Análisis Químicos y Nutrición y trabajaba en el laboratorio de una empresa conservera de Couso. Todos la recuerdan como una joven responsable y muy cariñosa.
Llevaban juntos desde que eran niños y mantenían una relación a prueba de todo, con muchos planes de futuro. Sus cuerpos fueron velados juntos, pero él fue enterrado en su localidad y ella en la suya. Tres años después su recuerdo sigue vive en todos sus allegados, que ahora esperan justicia.