Esther López de la Rosa sigue estando en paradero desconocido desde que el pasado 12 de enero fuera vista por última vez. La mujer de 35 años y natural de Traspinedo, Valladolid, salió de un bar junto a un amigo y jamás regresó a su casa.
La familia vive con angustia el paso de los días sin noticias de ella y sin pistas que arrojen algo de luz sobre lo ocurrido. Confiesan que Esther no se fue de manera voluntaria y que algo o alguien se interpuso en su camino.
Son ocho días de desesperación que han conmocionado a toda la localidad vallisoletana. Esther era una chica muy querida y sus vecinos se han volcado en ayudar a dar con ella. Sin embargo, las últimas informaciones hacen pensar lo peor.
"No me dio buena espina"
Desde el Polideportivo de Traspinedo se organizó una batida donde cerca de 150 vecinos decidieron participar. El objetivo era peinar la zona donde Esther fue vista por última vez para tratar de dar con alguna pista sobre su paradero.
Sin embargo, la Guardia Civil comunicó que dicha batida quedaba suspendida debido a un "cambio en la línea de investigación". El terror se apoderó de toda la familia de la joven que se temía lo peor.
Por el momento, se sigue sin saber qué motivó la desaparición de Esther López. Lo último que se sabe de ella es que fue a ver un partido de fútbol a un bar y que nunca regresó a su domicilio.
Llevaba consigo el móvil y el carnet de identidad, nada más. Y es precisamente su teléfono lo que más angustia ha generado a su familia. Al parecer, Esther siempre llamaba cuando salía de casa, y el hecho de que no esté operativo ha hecho saltar las alarmas.
"El móvil y ella eran inseparables. Cuando no me empezó a llamar, no me gustó nada", relata Miguel López, su padre. "Otras veces, aunque no tuviera el móvil, me llamaba con el de un compañero, pero esta vez nada, ya no me dio buena espina esto", añade.
Siempre mantenía el contacto con la familia
A sus 35 años, Esther es una joven que le gusta pasar el tiempo con sus amigos. La última vez que salió de casa acudió a un bar junto a dos amigos con los que estuvo "tomando algo como un día normal".
No era habitual en ella marcharse sin decir nada, de hecho, siempre que salía llamaba en algún momento a su familia. Por eso, que su móvil esté apagado ha hecho que la preocupación aumente considerablemente. "Para ella el teléfono era sagrado, eso de no tener el teléfono encendido...", lamenta su padre.
Según cuentan, la Guardia Civil mantiene el caso como "riesgo bajo" al no ser la primera vez que Esther se marcha y apuntan a una desaparición voluntaria. Algo con lo que discrepa la familia, más aún sin haber recibido noticias de ella. "Es lo que no me cuadra", explica Miguel.
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Su padre aclara que entre su hija y la familia había una relación excelente y que nuca habían tenido problemas. "Nos llevábamos muy bien", destaca. Además, en las ocasiones en las que se había marchado, siempre lo hizo llevándose más cosas y diciendo a dónde iba.
"Pero es que esta vez, hasta el teléfono apagado", insiste angustiado Miguel sin entender el por qué. Sobre si podía tener algún enemigo, su padre está seguro de que no. "Al revés, si ella no tenía nada de ella, lo de ella era de todos", cuenta.
Por el momento, la búsqueda de Esther López de la Rosa sigue en marcha con la esperanza de dar con ella pronto.