El coronavirus no entiende de lógicas ni hace excepciones. Este es el claro caso de Marcel, de 54 años, que murió el pasado 27 de noviembre de coronavirus después de estar 40 días hospitalizado. El hombre se infectó en una comida junto con su mujer y los padres de ella y ahora la familia ha querido dar a conocer su caso para apelar a la responsabilidad social en estos días de la segunda ola de la pandemia.
Todo comenzó en casa cuando Nuria, de 51 años, recibió una llamada de su madre: «Marcel estaba de vacaciones, lo encontré en el sillón estirado, me llama mi madre y me dice 'Nuria no te asustes pero tu padre tiene fiebre '. Le digo al Marcel que se ponga el termómetro y también tiene fiebre. Lo probé yo y también. Dos días después mi madre también. Nos hicimos la prueba y todos dimos positivo». En cuestión de 10 días los cuatro fueron ingresados en el hospital de Figueres (en Gerona); y poco después en Marcel se trasladó en el hospital de Bellvitge, en Barcelona, y el padre de Nuria fue trasladado en la Clínica del Remei de Barcelona, intubado con ventilación mecánica.
Tal como explica Núria en 'TV3', los cuatro eran los que nunca se quitan la mascarilla, sólo a las comidas familiares como a la comida de los miércoles. La televisión pública catalana se puso en contacto con la familia a finales de noviembre, cuando el Marcel llevaba cinco semanas en la UCI del Hospital de Bellvitge y su suegro, de 76 años, ya había conseguido salir de la clínica después de 45 días ingresado.
Nuria y su madre pudieron volver a casa después de una semana, pero el Marcel era quien presentaba más complicaciones. Su mujer destaca que era una persona deportista y muy activa, pero finalmente ha muerto a causa del coronavirus. «Es muy duro. Estás todo el tiempo pendiente del teléfono. Yo no me lo hubiera imaginado que en un mes me habría cambiado la vida así», explicaba Núria el 25 de noviembre, dos días antes de la muerte de su hombre, víctima del Covid-19.
«No había pasado nada... Hasta que pasa»
Tal como señala el citado medio, la familia ha decidido compartir su historia para concienciar a la ciudadanía en un momento que se acercan tantas comidas familiares. «Siempre llevábamos la mascarilla, nos lavábamos las manos, higiene... El único día que nos pudimos contagiar fue aquél, el día de la comida», explican desde la familia mientras van más allá para añadir: «Ahora, cuando nos encontramos con mi hermano, con mi cuñada, siempre llevamos mascarilla. Lo que antes no hacíamos, porque no había pasado nada ... Hasta que pasa».
La historia, impactante como pocas, sale a la luz a pocos días para la celebración de las Navidades. Cenas y comidas serán las protagonistas de unas fechas que las autoridades sanitarias ya se han marcado en rojo. No seguir las pautas, por lo tanto, puede ser un suicidio ante una situación sanitaria que continúa siendo crítica en el Estado español. En Cataluña, por ejemplo, el gobierno de la Generalitat ya ha definido un plan por el que las familias sólo podrán juntar un máximo de 10 personas (contando también a los niños) y recomiendan que nunca formen parte de más de dos burbujas diferentes. Pues el riesgo de juntar muchas personas de diferentes ámbitos puede suponer un riesgo exponencial de nuevos contagios.