Los expedientes de regulación temporal del empleo (ERTE) por fuerza mayor fueron la herramienta principal que el Gobierno puso en marcha en el ámbito laboral con el inicio de la pandemia del coronavirus. Durante los meses de epidemia, han sido millones las empresas y los trabajadores que han usado este mecanismo que permite un despido para tiempo limitado para los trabajadores, es decir, una suspensión temporal del empleo que obliga después a recuperar los puestos de trabajo, algo que beneficia a las empresas —pueden reducir gastos de personal ante la situación de fuerza mayor, en este caso la pandemia— y a los trabajadores, que no pierden el empleo.
Los ERTEs podrían decaer el próximo martes si no hay acuerdo
Durante los meses de la epidemia, el uso de la figura del ERTE por fuerza mayor se ha ido prorrogando gracias a los acuerdos a los que han ido llegando el Gobierno y los agentes sociales —patronal y sindicatos—, que han establecido una mesa tripartita al respecto donde se han tratado todas las cuestiones relativas a este mecanismo. Hoy por hoy, los ERTEs por fuerza mayor están vigentes hasta el 31 de mayo, es decir, hasta el próximo lunes. La mesa tripartita lleva semanas negociando la prolongación del mecanismo pero este martes, 25 de mayo, han saltado todas las alarmas: el acuerdo para prorrogar los ERTEs está lejos y ello pone en peligro su continuidad a partir del martes, 1 de junio.
La cuestión no es para nada baladí: si no hubiera acuerdo, las empresas con ERTE por fuerza mayor vigente deberían readmitir a sus trabajadores de forma automática —y, obviamente, retribuirles con normalidad— aunque no haya trabajo suficiente; a no ser que se acojan a otro tipo de ERTE —no de fuerza mayor, que decaería—, pero la proximidad con la fecha del 1 de junio hace imposible su solicitud y aprobación en tiempo suficiente para poder evitar el decaimiento del expediente vigente y, por lo tanto, la recontratación de las plantillas.
El 'no' de la patronal al Gobierno que pone al ejecutivo en verdaderos apuros
El último jarro de agua fría en este sentido lo acaba de dar este martes, 25 de mayo, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). La organización patronal ha confirmado lo que ya se preveía tras la larga reunión mantenida este lunes hasta bien entrada la noche: se muestra en contra de la última propuesta lanzada por el Gobierno, en boca del ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, «ya que sigue centrando las ayudas en la reactivación en lugar de en los trabajadores que aún no se pueden incorporar a la actividad».
De esta forma, la prórroga de los ERTE continúa en el aire a tan solo seis días de que expiren y después de que el Gobierno ya haya celebrado el Consejo de Ministros ordinario que tiene lugar cada martes por la mañana. ¿Qué significa esto? Que al tratarse del último Consejo de Ministros del mes de mayo —el próximo martes ya será 1 de junio—, el Gobierno deberá celebrar un Consejo de Ministros extraordinario si se consigue llegar a un acuerdo 'in extremis'. Tanto la patronal, como los sindicatos, como el Ejecutivo, ya han mostrado su plena disposición a seguir negociando, pero lo hacen con la espada de Damocles del tiempo, que aproxima el 'fantasma' de que los ERTE puedan decaer en cuestión de días, algo que sería un drama para muchas empresas y trabajadores de nuestro país.
Las organizaciones empresariales muestran su total desacuerdo con el hecho de que la propuesta del ministro Escrivá «obliga a las empresas de menos de 50 trabajadores de los sectores más afectados a pagar en agosto un 35% de Seguridad Social y en septiembre un 45%», cuando muchos sectores tendrán a sus plantillas todavía en ERTE en los próximos meses. La voluntad del Gobierno pasa por prorrogar esta herramienta hasta el 30 de septiembre, pero ahora toda la atención se sitúa en la negociación. El peligro de que los ERTE expiren es real y el tiempo se agota.