Solo 9 meses separan la muerte de Samuelito de la de su padre, Obdulio Moreira. El niño de 11 años murió atropellado por un conductor borracho y drogado en noviembre de 2020. Un infarto fulminante se ha llevado a su padre, Obdulio, en espera de que se haga justicia.
La vida de Obdulio dio un giro cruel el 15 de noviembre del año pasado. Aquel día, su hijo Samuel salía de una hamburguesería en Ciudad del Este (Paraguay). Fue mortalmente atropellado por Lucas Leiva, un joven de 20 años que había consumido drogas y alcohol.
El caso fue considerado como un homicidio imprudente a pesar de las evidencias. Gracias a esta calificación, el responsable de la muerte del menor esquivó la cárcel. A fecha de hoy, sigue cumpliendo arresto domiciliario ante la indignación de todo un país.
La familia de Samuelito no se ha rendido en todo este tiempo y ha pedido una y otra vez la calificación de homicidio doloso. Obdulio, el padre de la víctima, encabezó desde el primer momento las movilizaciones para presionar a la justicia. Se convirtió en un padre coraje cuyo corazón se ha detenido para siempre.
Él mismo pidió un perito en accidentología cinco meses después del trágico suceso. “Sin eso no podemos avanzar, nos preocupa mucho y tenemos miedo que venza el plazo”, aseguró. La familia y sus abogados removieron cielo y tierra para que se revisara el caso.
Las evidencias lo dejan claro
Las pruebas del caso revelaron que el conductor estaba alcoholizado y que cuando atropelló a la víctima estaba huyendo de otro accidente. “Nuestra abogada presentó las evidencias que deben ser analizadas por el perito”, decía el padre coraje. Su objetivo era cambiar el delito a homicidio doloso.
El 15 de noviembre, a las 20:50, Lucas Leiva conducía un Toyota Premio gris por la avenida San José de Ciudad Este. Chocó por la parte trasera con otro vehículo y huyó del lugar a gran velocidad para eludir su responsabilidad. Fue en esa huida cuando atropelló a Samuel, que estaba a la salida de una hamburguesería.
Después de llevarse al niño por delante aplastó el coche contra una columna de la calle. El poste cayó sobre el vehículo causando lesiones al conductor, que pasó varios días en el hospital. Samuel murió por fractura cervical y politraumatismo en la cabeza.
La lucha para que se haga justicia continúa
En el momento del accidente, el menor se encontraba en compañía de su familia. “Es algo que no podré olvidar jamás, una imagen que tengo grabada en la cabeza para siempre”, relató el padre de la víctima. El dolor por la muerte del pequeño y la sacrificada lucha por hacer justicia también pasaron factura a su salud.
El entorno de Obdulio no tiene ninguna duda que el hombre ha muerto por las secuelas de todo ese sufrimiento. La abogada de la familia, Carolina Arias, lamentó la muerte de Obdulio y explicó que él nunca perdió la esperanza. La causa se encuentra ahora a cargo de tres fiscales, y promete continuar su lucha.
“Primero buscaba justicia para el niño, pero ahora voy a ir con todo por la familia, por ese papá que se fue clamando justicia para su hijo”, ha afirmado la letrada. “Tengo un compromiso doble con esta familia”, ha añadido. La causa sigue su curso con la misma firmeza que hasta ahora, ha asegurado.
Sonia ha perdido a un hijo y a su marido
El empeño de Obdulio ha arrastrado tras de él a toda una multitud que se ha sumado a la campaña "Justicia por Samuel". Lo que empezó siendo una demanda concreta por el caso de Samuelito se ha acabado convirtiendo en una petición general. Quieren cambiar la ley para que no vuelva a suceder.
Otra cara aún más amarga de la tragedia es la de la madre del niño, Sonia, que en pocos meses ha perdido a un hijo y a su marido. Su llamamiento es claro: "Ya no podemos vivir así, me quitaron a mi hijo de 11 años. La ley debe modificarse, no podemos permitir que esto vuelva a suceder".
Leyre: Un caso parecido en España
El pasado 6 de julio, un legionario que conducía bajo los efectos del alcohol atropelló mortalmente a una niña de 5 años en Roquetas de Mar, Almería. Leyre murió cuando cruzaba un paso de peatones de la mano de su madre. La familia protestó por las insuficientes medidas cautelares impuestas al infractor.
El hombre conducía con una tasa de alcoholemia de 0,90 y con una bebida en la mano. Sin embargo, el juez no vio elementos suficientes para decretar la prisión provisional y el legionario salió a la calle. Está investigado por un delito de homicidio imprudente, conducción temeraria y bajo los efectos del alcohol.
El caso generó una gran indignación en la familia y el entorno de la víctima, que organizaron varias concentraciones de rechazo. "Estamos incinerando a nuestra niña y este tío se va a su casa tranquilamente", dijo David López, padre de Leyre. Piden que el culpable vaya a la cárcel.
También han pedido un cambio en la legislación para que esta desgracia no vuelva ocurrir. Quieren que la muerte de Leyre, como la de Samuelito en Paraguay, sirva para proteger a otros niños de ahora en adelante. Por eso piden cambiar los tipos penales y endurecer la ley para estos infractores.