Hermes Suárez, el español de 32 años que luchaba contra un cáncer de sangre, ha fallecido justo cuando había encontrado un donante de médula. El joven fue sometido a un trasplante a punto de agotarse el límite de tiempo que la daban los médicos. Pero no dio buenos resultados, y ha perdido la vida.
Hermes, residente en Santa Cruz de Tenerife, murió el lunes en el hospital donde había sido sometido a un trasplante. Sus familiares y amigos le dieron el último adiós ayer, rotos de dolor, en el tanatorio de Santa Lastenia. Las redes sociales se han llenado de mensajes en honor al joven héroe.
Hermes emprendió una campaña no solo para encontrar un donante de médula ósea, sino también para fomentar la donación de órganos. Se convirtió así en un rostro visible del cáncer y de la donación. Su lucha se ha convertido en un referente que permanecerá incluso después de su muerte.
"Nunca te olvidaremos", rezaba la publicación de Facebook de la comparsa Río Orinoco. Esa era una de las pasiones del fallecido, ya que el joven tinerfeño participaba activamente del grupo de baile y parranda. Su muerte ha dejado un enorme vacío en el entorno, donde era muy conocido y querido.
'Tenemos un mes'
"Me llamo Hermes, tengo 32 años y el pasado 3 de diciembre me diagnosticaron un síndrome mielodisplástico". Así empezaba la llamada del tinerfeño para encontrar un donante compatible. Tras más de dos meses de búsqueda no había encontrado donante, y el tiempo se le agotaba.
"Este lunes visitamos a mi hematóloga y nos comunicó que esperaremos aún un mes más para ver si llega un donante compatible", continuaba en su texto. Según explicó, "si no llega otro donante, me tendré que someter a un trasplante de mi hermano aunque no es suficientemente compatible".
Hermes animaba a todos a inscribirse en el registro de donantes de médula ósea, porque "el proceso es sencillo e indoloro". "Mucha gente desconoce la realidad del proceso o lo confunden con la médula espinal", explicaba. Esta desinformación impide a muchos donantes potenciales ayudar a los enfermos.
Víctima de un cáncer de sangre
Hermes Suárez padecía un tipo de cáncer de sangre que se origina en las células de la médula ósea que son incapaces de madurar. Esto impide que el oxígeno en sangre no se distribuya adecuadamente. Es una patología poco común en jóvenes, pero como dijo él mismo, "me ha tocado a mí y hay que salir adelante".
El tinerfeño no se rindió y removió cielo y tierra para encontrar un donante compatible. Primero lo probaron con su hermano, pero solo tenía un 50% de compatibilidad. Cuando se agotaba el plazo de un mes que le dieron los médicos, en marzo, encontró un donante 100% compatible en Inglaterra.
Estos primeros meses eran cruciales para conocer la evolución de la enfermedad de Hermes. Pero las cosas no han ido todo lo bien que cabría esperar, y han aparecido complicaciones. Esta misma semana, el chico ha dicho adiós a la vida habiendo dejado una profunda huella en la lucha contra el cáncer.
Transportista y padre de dos niños
Hermes Suárez tenía 32 años, era transportista de profesión y padre de dos niños. Estaba casado con Dácil, una joven que se convirtió en su gran apoyó y le ayudó en la campaña para atraer donantes. Con su nueva médula, querían recuperar la vida que llevaban antes de la pandemia, cuando todo les sonreía.
Hermes había encontrado un nuevo trabajo y encaraba el futuro con la máxima ilusión. Sin embargo, su madre y su mujer le insistieron para que fuera al médico ya que estaba perdiendo mucho peso. Allí le hicieron unos análisis y le dieron el peor de los pronósticos: síndrome mielodisplástico.
Su lucha para superar el cáncer se convirtió también en la de todos los enfermos que esperan un donante. Hermes se dirigió "a nuestros representantes políticos" con una clara petición: "¿Cuándo veremos verdaderas campañas de concienciación y sensibilización acerca de la importancia de donar médula?".
Proceso sin riesgo e indoloro
Cansados de esperar un milagro en la red de donantes, Hermes y Dácil pasaron a la acción. Iniciaron una campaña para dar a conocer el sistema de donación. "Cuando hablas de médula ósea no es la que está dentro de la columna, sino que es similar a una donación de sangre con un proceso indoloro".
La aféresis es un tipo de donación en la cual se extraen células madre existentes en la sangre del donante, mediante un aparato estéril y de un solo uso. El proceso dura unas cuatro horas, y no hay riesgo ni dolor. En apenas unos días, el donante recupera otra vez las células madre que ha perdido.
"Simplemente con inscribirse en un registro y con un análisis puedes salvarle la vida a alguien", afirmaba Hermes en su campaña. Su médula llegó a tiempo, pero no sirvió para salvarle la vida. Sin embargo, su labor de concienciación servirá seguro para salvar la de muchos otros pacientes.