La actual pandemia está provocando problemas de funcionamiento en los sistemas sanitarios de muchos países, solo hay que ver las dificultades que muchos enfermos están teniendo para poder solicitar una visita con su médico en nuestro país. Pero esto no es un hecho que solo pase en España, si no un buen ejemplo es el trágico caso de un joven del Reino Unido que tuvo lugar hace unos meses, concretamente en julio, pero que se ha destapado en los últimos días
Toby Hudson, de 19 años, acababa perdiendo la vida a causa de una sepsis, una grave enfermedad producida por una reacción del cuerpo ante una infección. Todo podría tratarse de un triste fatalidad debido a que su cuerpo no supo resistir la enfermedad, pero la verdad es que realmente se podría haber evitado. Y es que el joven universitario llamó hasta 25 veces a su centro de salud para que le dieran una cita con su médico.
Según recogía el 'Mirror', los múltiples intentos de Toby para poder hblar con el centro de salud fueron infructuosos por culpa de un problema en la línea telefónica. Pero casi un día después y tras 25 llamadas, si les atendieron, pero la respuesta que recibió el joven no era la que esperaba. Y es que le dijeron que su médico de cabecera no le podría atender hasta 48 horas después.
La cadena de errores que acabó con la vida de Toby
La explicación que dieron las autoridades sanitarias a que no podría ser atendido hasta que pasaran dos días fue un mero problema burocrático. Y es que como decíamos Toby se había mudado a la ciudad de Southampton para ir a la universidad. Por ese motivo se había registrado en un centro de salud de la misma. El problema es que el momento es que el joven hacía un tiempo que había vuelto a casa de sus padres su ciudad natal, Weymouth, después de haber estado dos meses con fuertes ataques de tos, las amígdalas «hinchadas» y dolor de garganta.
Al no estar registrado en un centro médico de Weymouth, le comunicaron que tendría que esperar dos días para volver a tener asistencia médica en ese centro, incluso aunque fuera de emergencia y sin cita previa. El joven decidió esperar los dos días y acabó acuyendo al Wyke Regis & Lanehouse Medical Practice en Weymouth.
Una vez allí, fue atendido por una enfermera en prácticas, al no considerar que su caso presentará gravedad. Esta le diagnosticó una amigdalitis, le recetó penicilina y le mandó para casa, diciendo que solo volviera al centro si no notaba mejora en los siguientes dos días.
Pero la realidad es que la salud del joven sufrió un deterioro muy rápido. Volvió a casa y sus padres observaron preocupados como iban perdiendo a su hijo poco a poco. El 4 de julio perdía el conocimiento. Su propio padre vio como caía al suelo y lo veía pálido, con los ojos en blanco y saliéndole espuma por la boca. Además tuvieron el infortunio que la ambulancia se equivocó de camino en su viaje a un centro hospitalario, retrasando la atención médica al joven británico. Finalmente, Toby acabaría perdiendo la vida tras sufrir un infarto.
Después del fallecimiento, la realidad es que del centro médico han explicado que nada hacía pensar que pudiera haber sufrido un episodio de sepsis. Aseguran que tenía una temperatura normal de 36,1 grados, una frecuencia cardíaca de 102 y calificó su dolor en un ocho sobre diez. «No mostró ningún signo de sepsis y sus síntomas coincidían con los de la amigdalitis», afirmaban desde el mismo.