El enfermero argentino Daniel Porro fue noticia en todo el mundo hace un año. Había sufrido un brutal ataque por parte de sus vecinos en la provincia de Neuquén tras enterarse de que estaba contagiado por el COVID-19.
La gente del barrio le golpeó con saña y mucha dureza para que se fuera de allí. Y no solo se conformaron con eso, también le robaron el coche y le incendiaron la casa. En aquel momento, el afectado reconocía a TN que estaba "atravesando una situación de extrema violencia".
Hace apenas unas horas se conocía el fallecimiento de Daniel Porro. El pasado 4 de julio se fue a dormir, pero ya no despertó. Había sufrido un paro cardíaco que había acabado con su vida.
Su padre, Miguel, explicó que "nunca se pudo recuperar de aquel rechazo social. En realidad, desde aquel día, no pudo volver a dormir bien". Durante todo el día trabajaba, y por la noche cuando se acostaba tenía muchos problemas para conciliar el sueño.
Aquella situación le pasó factura a la salud. "Sufrió mucho e iba a trabajar casi sin dormir", contó su progenitor a La mañana de Neuquén.
Una historia con un triste final para Daniel Porro
Daniel Porro había dado positivo por coronavirus el 19 de junio de 2020. Sin embargo, unos días antes decidió aislarse en su casa al sufrir algunos síntomas de la enfermedad. Con el paso de los días pudo recuperarse del virus, pero no del odio que le habían transmitido sus vecinos.
Uno de ellos le dijo: "Lárgate porque eres un caso positivo y te vamos a quemar la casa. No queremos gente como tú en el barrio".
Unas palabras muy duras que el enfermero no pudo quitarse de la cabeza. También le rondaba un cierto sentimiento de culpabilidad.
Un día, este vecino le llamó y Daniel, harto de recibir todo tipo de amenazas, optó por enfrentarse a él. La situación acabó a golpes y le patearon hasta dejarlo inconsciente.
Explicaba que entre varias personas "me golpearon por todos los lados. Perdí el conocimiento y acabé en el hospital". Sin embargo, no solo tuvo que luchar contra las personas de su entorno, también contra la justicia.
El relato que ofreció el sanitario que había pasado el COVID-19 no convenció a la Fiscalía. Aseguraron que su declaración "no era congruente".
Las penurias también se trasladaron al trabajo. "Le soltaron la mano" y fue cesado de su puesto. Con el tiempo conseguiría un nuevo empleo en otro centro de salud.
Todos aquellos capítulos que se fueron acumulando en la memoria de Dani acabaron desgastando su estado un poco más.
Daniel Porro quedará en la memoria de muchas personas, sobre todo por su lucha contra el coronavirus. Por su profesión tuvo que estar mucho tiempo en primera línea en el hospital ayudando a los demás.
Su familia no se olvida de él. "Nos queda mantenerlo en el recuerdo, siempre de la mejor manera", aseguraron. Su padre compartió en las redes sociales algunas de las canciones que grabó mientras permaneció confinado en casa.
Los vídeos del enfermero con su guitarra se viralizaron en muy poco tiempo, y varios de los usuarios quisieron elogiar su valentía. Dani había salvado otras vidas, dejando la vida en un segundo plano, algo digno de mencionar.
Sin embargo, en las redes sociales también han reclamado justicia. No entienden como después de una paliza las autoridades no han tomado ningún tipo de decisión. Todos los agresores de Daniel continúan en la calle.
Y todo por haberse contagiado de coronavirus en su trabajo. En todo momento había limitado sus salidas a la calle y para no infectar a los demás optó por autoconfinarse en su vivienda.