A los expertos en epidemiología no se les ha escapado lo ocurrido el pasado domingo 26 de abril cuando los niños salieron a la calle tras seis semanas en casa. El no haber respetado la distancia de seguridad ni las recomendaciones del Gobierno en algunas ciudades puede tener una repercusión negativa en la lucha contra el Covid-19que será visible muy pronto, concretamente en tres semanas.
«Estamos dando unos primeros pasos de desescalada a ciegas, porque no conocemos el nivel de infección real que tenemos, y eso puede resultar contraproducente y peligroso a medio plazo» aseguraba el microbiólogo de la Universidad de Navarra, Guillermo Martínez de Tejada.
Una idea que es compartida por otros expertos, como el doctor en Física de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona, Álex Arenas, quien denuncia que «nos estamos precipitando en la toma de decisiones porque la probabilidad de que se produzca un rebrote de la epidemia todavía es muy elevada».
La poca cantidad de datos de los que disponen tanto el Gobierno como los expertos es la razón por la cual los presagios no auguren nada bueno en relación con la pandemia. «Echo en falta una apuesta decidida por parte de las autoridades de la evaluación del estado de infección y de inmunidad real de la población. Y esto pasa inevitablemente por realizar test masivos y por haber tenido ya los primeros datos del estudio de seroprevalencia que comienza hoy» señalan.
Test masivos y mejora de la capacidad sanitaria
Todos coinciden en que lo mejor hubiera sido esperar un par de semanas más hasta contar con la información necesaria para tomar decisiones que afecten, sobre todo, a la movilidad de la población. Tanto Arenas como Tejada apuntan a la necesidad de hacer test masivos que ayuden a aportar una idea sobre el avance de la pandemia y tomar decisiones sobre el desconfinamiento.
«Los test masivos no curan, pero a nivel epidemiológico resultan imprescindibles, ya que se convierten en la herramienta más eficaz para lograr que las personas asintomáticas, pero con la infección, sean diagnosticadas a tiempo y puedan pasar la cuarentena aislados sin contagiar a otros. Solo así, evitando que esas personas se muevan, sería factible aumentar la movilidad del resto» explican.
Otro factor clave para que la desescalada sea un éxito es la reducción de la capacidad sanitaria que en algunas regiones todavía se encuentra al límite. «La situación de nuestro sistema de salud todavía es crítica, con las UCIS por encima de la capacidad deseable, y eso en este momento puede resultar peligroso» opina Álex Arenas.
El físico sostiene que las medidas que se están tomando no son erróneas pero que se han tomado demasiado pronto y que se podría dar una relajación por parte de la población, como ya ha ocurrido con la salida de los menores.
En tres semanas podría haber un repunte
Algunos países como Singapur, han vivido un rebrote de la epidemia que les ha obligado a echar marcha atrás a las medidas que ya habían adoptado y a día de hoy viven en un confinamiento más estricto a pesar de que fueron capaces de frenar la expansión desde el primer momento.
En España, la desescalada se plantea a largo plazo pero las primeras medidas tomadas tendrán su resultado muy pronto: «Lo veremos en unas tres semanas y, si sucede, el único freno de mano que podremos echar será el de regresar al confinamiento total, pero no nos lo podemos permitir. De hecho, es el escenario que debemos evitar a toda costa» advierte Arenas.
Pero el hecho de que podamos vivir un repunte no significa que todo esté perdido, pues los expertos aseguran que ahora estamos más preparados para hacer frente a una segunda oleada, ya que contamos con un gran número de personas que ya han pasado la enfermedad y que son inmunes y por otro lado tenemos más información sobre el virus y cómo podemos frenarlo.