Una joven votando en una mesa electoral con las medidas anticovid

Estupor en Cataluña: 'tengo cáncer y me dicen que es una excusa'

La Junta Electoral está obligando a ciudadanos enfermos a acudir a las mesas de votación

Las elecciones en Cataluña del próximo 14-F están poniendo contra la espada y la pared a muchos ciudadanos catalanes.

Las ganas de la población por votar y participar en este proceso democrático es latente, pero también lo es el miedo que hay instalado en la sociedad por culpa del coronavirus.

Pero más allá del acto puntual que supone ir a votar, un período de tiempo breve en el que, cumpliendo a 'rajatabla' con las medidas de protección, el riesgo de contagio es mínimo, hay ciudadanos que se ven en la obligación de pasar más de 16 horas en estos centros porque son elegidos para formar parte de las mesas electorales.

Estupor en Cataluña: enfermos obligados a asistir a una mesa electoral

Estamos hablando de una obligación amparada por la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, que establece una pena de prisión de tres meses a un año o a una multa de seis a 24 meses para las personas convocadas a una mesa electoral que no asistan, dejen de desempeñar sus funciones, la abandonen sin causa legítima o incumplan sus obligaciones.

El problema es que, en pleno contexto de covid, esta ley está obligando a personas vulnerables a exponerse durante un largo período de tiempo al coronavirus.

Es el caso de Jordi, un residente en Manresa que se está enfrentando a la Junta Electoral para que acepte su recurso donde alega complicados problemas de salud. Y es que este catalán padece cáncer, una patología que ha demostrado ser agravante en los casos de coronavirus.

«Tengo las defensas bajo mínimos y una diarrea crónica como efecto secundario que hace que esté abrazado a la taza del lavabo constantemente. En casa todos vamos con mascarilla, hace tiempo que no puedo abrazar a mis hijos ni querer a mi mujer y de golpe, tengo que jugármela», señala este manresano que lleva cuatro años luchando contra su enfermedad.

A pesar de que Jordi recurrió la designación adjuntando un informe detallado sobre su estado de salud, la Junta Electoral rechazó su recurso y le obliga a presentarse en la mesa electoral sino quiere atenerse a la correspondiente sanción.

«Hace dos o tres meses que no salgo de casa porque tengo un cáncer neuroendocrino, pero han rechazado mi alegación y me obligan a pasar el domingo en una mesa electoral. Me dijeron que eran excusas y yo pensé: ojalá lo fueran, pero es la realidad», se lamenta Jordi en 'Nius'.

La Junta Electoral rechaza los recursos de colectivos vulnerables por la pandemia

El caso de Jordi es especialmente llamativo, pero no es el único que ha causado estupor en la sociedad catalana.

La historia de Elisabet, también natural de Manresa, sirve para poner de manifiesto la poca consideración de la Junta Electoral con las situaciones personales y familiares de los electores.

La mujer es la única hija y cuidadora de su madre de 79 años, que sufre una cardiopatía e hipersensibilidad pulmonar que le impiden quedarse sola en el domicilio.

«La junta electoral me dijo que no demostraba ser su cuidadora a pesar de presentar el libro de familia y mostrar que soy su única hija. No puedo dejar a mi madre porque no puede dar dos pasos sin quedarse sin oxígeno, si le da un ataque de los suyos, no puede llamar a nadie, y si me contagio, tendremos un problema», relata Elisabet al diario 'Nius' muy angustiada.

A pesar de que las elecciones se están organizando con todas las garantías de control, ningún centro electoral estará 100% libre de covid.

El riesgo de contagio está ahí presente y los ciudadanos catalanes tan solo piden un poquito de humanidad por parte de la Junta Electoral que, más que nunca, en plena tercera ola de la pandemia, debería tener en cuenta las situaciones personales. 

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