Hace semanas que oímos hablar del «nuevo» coronavirus. Unos fijan su aparición en un mercado de animales en Wuhan en diciembre, otros creen que fue fabricado y liberado en China en noviembre. Pero, ¿y si el Coronavirus que nos está haciendo la vida imposible no fuera tan nuevo? Ahora, un rompedor estudio dice que el SARS-CoV-2 lleva décadas entre nosotros.
En concreto, una investigación de la Universidad de Glasgow determina que este Coronavirus o un pariente muy cercano podría haber vivido en la naturaleza durante décadas y se habría mantenido latente hasta su reactivación a finales del año pasado.
Parece ser que los murciélagos de herradura de la especie Rhinolophus ha almacenado en su cuerpo durante todo este tiempo un amplio espectro de virus capaces de infectar a los humanos y, siguiendo las trazas genéticas de estos patógenos, el equipo investigador ha descubierto que se trata de un ancestro directo del SARS-CoV-2 que surgió hace 40 o 70 años como una mutación de virus alojado en los murciélagos.
El equipo liderado por el doctor David Robertson ha diseccionado el ARN de 68 tipologías de Coronavirus, incluyendo el que corre ahora por el mundo y que ya ha causa más de 1,3 millones de contagiados y 88.000 muertos. La principal teoría es que el virus habría permanecido vivo pero inactivo hasta que este tipo de murciélagos han entrado en contacto más directo con los humano, lo que sitúa que el primer brote Coronavirus de coronavirus en el mercado de animales de Huanan, en Wuhan, China.
¿Cuándo nació el Coronavirus?
Los investigadores de la Universidad de Glasgow han estudiado el material genético de los primeros ancestros del Coronavirus, y han determinado que con mucha probabilidad este virus nació en 1948, aunque el estudio también concluye que se trata de un patógeno suele mostrar una gran mezcla genética y una variabilidad muy dinámica.
El hallazgo no es baladí, pues más allá del dato curioso de saber cuándo nació el Coronavirus, el conocimiento de su traza genética sirve de gran ayuda para el desarrollo de una vacuna contra el virus.
Aún planean muchas dudas sobre el SARS-CoV-2 como, por ejemplo, esclarecer su relación con otros virus causantes de síndromes respiratorios graves o el papel potencial de otros mamíferos en la transmisión del Coronavirus. Pero de confirmarse los datos de este estudio, revelaría que existen reservas de virus latentes en animales desde hace décadas, y arrojaría luz sobre cómo prevenirnos ante futuras pandemias como la actual.