Sigue la búsqueda de Martín Ezequiel Álvarez Giaccio, el hombre de 44 años que el martes por la noche mató a su hijo de 2 años en un hotel de Barcelona. La policía trabaja con la hipótesis de que está vivo y en España. Estrechan el cerco sobre él y confían en que su caída será inminente.
Martín huyó del hotel Concordia, en el centro de Barcelona, después de haber matado a su hijo. Lo hizo en dirección hacia Montjuïc, poco antes de que la policía llegara al hotel y emprendiera la persecución. Por lo tanto, no tuvo tiempo de ir muy lejos y además va sin dinero y sin teléfono móvil.
El parricida apagó el móvil al emprender su huida y no lo ha vuelto a abrir desde entonces. Además, sabe que no puede sacar dinero de sus cuentas porque están controladas por los investigadores. La policía se centra en el control de fronteras y en el entorno próximo, por si alguien pudiera esconderlo.
Los investigadores describen a Martín Ezequiel como “inteligente y audaz”. El asesinato a sangre fría de su hijo fue un acto premeditado, no un arrebato. Y a diferencia de otros parricidas como Tomás Gimeno, su intención nunca fue suicidarse sino escapar.
Las cámaras de seguridad del hotel captaron su imagen saliendo sigilosamente al pasillo del hotel. Luego bajó los siete pisos del edificio y saltó el pequeño muro que daba al exterior desde la piscina. A partir de ahí emprendió una huida por los tejados de los edificios colindantes hasta desaparecer.
Minutos antes había asfixiado a su hijo de 2 años y nueve meses con sus propias manos. Lo hizo con la intención de vengarse de su expareja y madre del menor, que había decidido separarse pocos días antes. “En el hotel te dejo lo que te mereces”, fue el último mensaje que le dejó después de varias amenazas.
Todas las unidades movilizadas
Para detener a Martín, la policía catalana ha movilizado a todas sus unidades centrales y al grupo de homicidios de Barcelona. También interviene el grupo de búsqueda activa de fugitivos, especializado en buscar delincuentes que se esconden de la justicia.
Además, Policía Nacional, Guardia Civil y Guardia Urbana han recibido la foto del fugado y toda la información. La imagen también ha sido difundida a toda la ciudadanía para pedir la colaboración. Ayer, el teléfono de la policía echaba humo con testigos que aseguraban haber visto al sospechoso.
Decían haberlo avistado en varios sitios del Pirineo catalán, pero todas las pistas resultaron ser falsas o equivocadas. En el lugar donde pensaban que podía estar, en Montjuïc, apareció ayer un cadáver. En un momento pensaron que podía ser él, pero pronto se dieron cuenta de que no.
Lo primero que hicieron los investigadores fue rastrear la señal telefónica de Martín, pero este había desconectado el teléfono. Entonces se centraron en investigar a su entorno. Un lugar importante ha sido el domicilio familiar en el que vivía con su mujer y su hijo hasta hace cuatro días en Sants.
Se ha llevado el pasaporte
Según ha podido saber la policía gracias al relato de la madre del niño fallecido, ella decidió cortar la relación hace cuatro días. Él se trasladó a El Vendrell, donde vive su padre, que también ha sido interrogado por la policía. Los Mossos hicieron un inventario de todo lo que podría haberse llevado, y faltaba el pasaporte.
Pero la búsqueda se centra por ahora en el territorio catalán y, concretamente, en la ciudad condal. Martín tenía un gran conocimiento de la montaña de Montjuïc, donde solía ir a caminar. Los investigadores ven poco probable que haya abandonado el país, sin dinero y sin conexión telefónica.
En el cuerpo de los Mossos d’Esquadra hay optimismo sobre el inminente desenlace de la persecución: “Tarde o temprano saldrá del escondite”. Creen que tarde o temprano alguien lo acabará identificando. Y entonces habrá acabado un periplo que empezó de forma trágica en el Hotel Concordia de Barcelona.