Pedro Sánchez, con gesto preocupado en una rueda de prensa.

Estados Unidos apoya a Marruecos y no a España y mete más presión

El posicionamiento estadounidense alimenta la postura del reino de Marruecos

La crisis está desatada en Ceuta desde hace poco más de 24 horas. La llegada masiva de al menos 8.000 inmigrantes a la playa del Tarajal ante la pasividad e incluso el alentamiento de las autoridades políticas y policiales de Marruecos ha generado no tan solo una crisis de tipo humanitario y social, ante la avalancha de inmigración y las más de 4.000 'devoluciones en caliente' llevadas a cabo por las autoridades españolas; sino sobre todo por lo que significa este conflicto, que debe leerse en clave política y diplomática. 

La raíz del enfrentamiento es evidente: el ingreso en un hospital de Logroño para ser tratado del covid-19 del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, enemigo número 1 del Reino de Marruecos por ser la cabeza visible de la no-reconocida República del Sáhara. Ante este gesto de España, Marruecos reaccionó con serios avisos que desembocaron, este martes, en la llegada masiva de inmigrantes a Ceuta. Una avalancha que destapó una grave crisis política y diplomática entre España y Marruecos, con declaraciones y contradeclaraciones durante toda la jornada en un sentido u otro. España desplegó refuerzos policiales y militares en Ceuta, adonde se desplazó a media tarde Pedro Sánchez personalmente. 

Estados Unidos se posiciona y alienta al Reino de Marruecos

Cualquier movimiento en esta crisis política y diplomática que mantienen España y Marruecos es importante, sea en el sentido que sea. Este mismo miércoles por la mañana, el Reino de Marruecos ha anunciado que cierra los puestos fronterizos, de forma que interrumpe el éxodo migratorio de las últimas horas. Pero habrá que ver si se trata de un movimiento definitivo o responde a una estrategia marroquí que podría verse reforzada tras el apoyo recibido, en las últimas horas, desde los Estados Unidos. El Gobierno Biden ha hecho gestos que pueden interpretarse como un visto bueno implícito al posicionamiento del Reino de Marruecos, algo que podría alentar su estrategia y puede dar pie a que situaciones como las vividas en las últimas horas en Ceuta puedan repetirse también en Melilla o incluso al otro lado del estrecho de Gibraltar.

En plena crisis de envergadura internacional con España, el gobierno estadounidense de Joe Biden ha dado su velado apoyo a Marruecos. Lo ha hecho con una llamada por parte del jefe de la diplomacia de los Estados Unidos, Antony Blinken, a su homólogo en Marruecos, con el pretexto de dialogar sobre el conflicto entre Israel y Palestina y para subrayar «la importancia de la sólida relación bilateral y el papel clave de Marruecos en el fomento de la estabilidad en la región». Una conversación focalizada —de forma oficial— en una cuestión ajena a la crisis diplomática y política pero que se interpreta ya como un apoyo implícito de los Estados Unidos a Marruecos por el momento en el que se produce.

Cabe sumar a esta conversación el hecho de que, cuatro meses después de llegar a la Casa Blanca, Joe Biden todavía no ha llamado a Pedro Sánchez, un desplante con el Gobierno de España al que Moncloa trata de quitar importancia, aunque lo cierto es que se trata de los pocos Estados occidentales con los que Biden no se ha puesto todavía en contacto. En este sentido, pues, el nuevo Gobierno de los Estados Unidos sigue la estela del camino que marcó la anterior Administración de Donald Trump, apoyando los desafíos contra la Unión Europea y, más concretamente en este caso, contra España.

En definitiva, el posicionamiento de una potencia mundial de la índole de Estados Unidos podría ser el catalizador de una prolongación de la crisis en los próximos días, con nuevas escenas de avalancha migratoria en lugares como Melilla, el estrecho o la propia Ceuta, como medida de presión de Marruecos a España. Sánchez tiene muchas razones para estar preocupado.