La primera fase de la vacunación contra el Covid-19 en España está cerca de acabar, ya que está previsto que se alargue durante febrero y termine en marzo para dar paso a la segunda fase de las tres que Sanidad contempla en su plan de vacunación.
En la primera fase, los mayores de las residencias y el personal que trabaja en ellas han sido los primeros en recibir las dosis. A ellos les sigue el colectivo de sanitarios en primera línea (Urgencias, UCI), y después será el turno de las personas dependientes y del personal sanitario de otras áreas, incluyendo a dentistas y otros profesionales que tratan a pacientes que deben quitarse la mascarilla durante más de 15 minutos.
La duda hasta ahora era a quién se vacunaría después y qué criterios usaría Sanidad para priorizar unos grupos u otros, pero todo apunta a que será la edad lo que determine el orden de vacunación, por lo menos en los próximos meses.
Fuentes próximas a la ponencia de Programa y Registro de Vacunaciones del Ministerio de Sanidad han confirmado que la segunda fase comenzará con la vacunación de las personas mayores de 80 años en nuestro país, y que después de ellos será el turno de los mayores de 70 años. Todos ellos serán citados por sus centros de Salud cuando llegue el momento.
A partir de ahí, la ponencia irá perfilando qué grupos serían los siguientes, en función de las patologías previas o la exposición que tienen al virus, por lo que después de los mayores de 70 años la edad podría quedar más al margen como criterio principal.
La Asociación Española de Vacunología (AEV) también comparte esta estrategia, y su vicepresidente, Fernando Moraga-Llop, cree que «después de 80 años se debe ir bajando hasta los 65 años, después continuar por grupos con enfermedades crónicas como diabetes, epoc (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), cardiopatías...». Después de los crónicos, continua, les seguirían las personas institucionalizadas y las que están en riesgo de exclusión social, con condiciones socioeconómicas deficientes, y personal esencial de todo tipo.
El experto prosigue argumentando que «luego se podría hacer un grupo de 55 a 64 años y dejar para el final a los que han tenido la covid, exceptuando si son de alto riesgo, que es lo que pasa ahora en las residencias». Lo importante, según Moraga-Llop, es que los criterios estén unificados en todo el país y que sea la Atención Primaria quien gestione las citaciones, aunque admite que no van a poder encargarse de todo el proceso y es posible que haya que recurrir a ayuda externa, ya sea de militares, de la medicina privada o de estudiantes de medicina que estén en el último curso.
La vacuna de AstraZeneca, para menores de 65 años
Fuentes de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc) han aclarado también qué pasará si, finalmente, se opta por seguir la línea marcada por Alemania y otros países y no recomendar el uso de la vacuna de AstraZeneca en mayores de 65 años.
La Agencia Europea del Medicamento aprobó su uso general para mayores de 18 años, pero algunas instituciones sanitarias, como el ministerio de salud alemán, han recomendado no aplicarla a los menores de 65 años porque no hay pruebas suficientes que aseguren su eficacia.
No se trata de un peligro o riesgo mayor para ese grupo de población, sino del hecho que se desconoce si la vacuna funciona con ellos, porque en los ensayos realizados por la farmacéutica había muy pocas personas de ese grupo de población. Los expertos recuerdan que con la edad, el sistema inmunológico pierde capacidad de reacción ante estímulos, incluidas las vacunas, por lo que administrar una vacuna sin saber si va a ser eficaz en este colectivo sería un derroche.
En este caso, los expertos abogan por reservar las vacunas de Pfizer y de Moderna para los mayores de 65 años, porque en estos dos casos sí hay datos suficientes que demuestren que los fármacos son eficaces; y por lo tanto dejar la vacuna de AstraZeneca para personas menores de 65 años.