Hace poco más de seis años que José Enrique Abuín Gey, conocido como ‘El Chicle’ mató a la joven Diana Quer en Puebla del Caramiñal (La Coruña).
El crimen fue cometido el 22 de agosto de 2016, y ‘El Chicle’ confesó en diciembre de 2017. Justo dos años después fue condenado a prisión permanente revisable.
El Español desveló todos los detalles de la vida en la cárcel del asesino de Diana Quer. Con el paso de los meses, Abuín se ha convertido en un preso más que no levanta la voz en el penitenciario de Mansilla de las Mulas, en León. Además es un “lobo solitario” que no se relaciona con el resto de internos.
Según desvela el medio, José Enrique Abuín ha engordado diez kilos desde que está en la cárcel. Tras un conflictivo periodo inicial, parece que finalmente ha encontrado su lugar en la cárcel leonesa. Es consciente de que le quedan muchos años allí, al menos 25 antes de poder revisar la prisión permanente.
El asesinato de Diana Quer
El 21 de agosto de 2016, mientras su mujer y su hija se acostaban, Abuín salió de su casa de Rianxo para ir a robar gasoil. Por el camino abordó a una chica de 18 años que volvía a casa de las fiestas de A Pobra do Caramiñal. La metió en el maletero del coche, la mató y arrojó su cuerpo a un pozo en una nave abandonada.
El caso se convirtió en uno de los más mediáticos en España, una de las investigaciones más complicadas a las que se ha enfrentado la policía. Diana Quer estuvo desaparecida 497 días, durante los cuales los investigadores estuvieron dando palos de ciego. Hubo más de doscientos sospechosos y ningún detenido.
En un giro del destino, el 25 de diciembre de 2017 una joven denunció haber sido abordada por un individuo. La descripción del agresor coincidía con la de José Enrique Abuín, un tipo con antecedentes por narcotráfico y agresión sexual. Todos los focos se centraron en él, que finalmente confesó y llevó a los agentes hasta el cadáver.
Ha cambiado su comportamiento
Inicialmente, ‘El Chicle’ estuvo en un módulo de respeto con internos menos conflictivos que él. Se mostraba muy agresivo, se negaba a colaborar con los funcionarios y no realizaba las tareas de limpieza, así que fue trasladado a un módulo restrictivo. Allí empezó su calvario de amenazas, insultos e incluso agresiones.
Abuín ya tenía experiencia en la cárcel, pero esta vez sabe que su estancia va para largo y su actitud ha cambiado. El clima de tensión era tal que decidieron mandarle de nuevo al módulo inicial, donde se mostró más colaborativo. Se muestra obediente, hace sus tareas sin rechistar e intenta pasar desapercibido.
Abuín participa en talleres del centro como marquetería y cerámica, y muestra respeto hacia el resto de sus compañeros. Sin embargo, también se comporta como un ser solitario. El resto de los presos no quiere tener ningún vínculo con él, ni él tampoco muestra interés para acercarse a los demás.
Una anomalía en su módulo
Según fuentes penitenciarias, “ahora está en un módulo de respeto, alejado de narcos u otros internos agresivos que quieren engancharlo para ajustar cuentas”. Sus compañeros son ahora delincuentes sin delitos de sangre. “Los propios internos colaboran para mejorar la convivencia”, aunque se mantienen alejados de ‘El Chicle’.
De alguna manera, Abuín es una anomalía dentro de este módulo, una oveja negra que sobrevive alejada del grupo. Dicen que ha engordado y que su imagen ha cambiado por completo respecto de aquel hombre que entró en la cárcel hace ya cinco años. El mismo momento en el que España vio por primera vez su cara.
La confirmación de la prisión permanente revisable por parte del Tribunal Supremo pone fin al periplo judicial de ‘El Chicle’. Ahora tendrán que pasar al menos 18 años para que pueda pedir el tercer grado, y 25 para revisar la prisión permanente. Un largo período en el que parece que Abuín quiere pasar los días de forma discreta.