España vive una etapa ciertamente complicada tras la pandemia de coronavirus que ha afectado el país (y el resto de mundo).
El Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos ha dedicado unos recursos extra a hacer frente a la pandemia y asegura necesitar más dinero.
ERTES, paro, pobreza, sanidad... es indudable que estos dos últimos años, el gasto sanitario y social se ha disparado para hacer frente a la emergencia de muchas familias.
No obstante, también es verdad que las arcas públicas contemplan partidas de difícil justificación en tiempos de vacas flacas como los actuales.
El Gobierno ha presentado unos nuevos presupuestos para 2022 que ahora deben seguir su trámite parlamentario para ver la luz definitiva.
De hecho, Pedro Sánchez necesita el apoyo de varias formaciones políticas para tirar adelante sus cuentas, que plantean nuevos impuestos y una mayor carga fiscal para muchos colectivos de ciudadanos.
Ante este panorama son cada vez más los que se preguntan si no habría que gestionar mejor el dinero público para evitar nuevas subidas de impuestos. Está claro que entre todos hay que aportar a la caja común para sostener el gasto que en teoría redunda en beneficio de todos pero ¿dónde está el límite?
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