El riesgo de contagio a través de los aerosoles, las minúsculas gotitas de aire que emitimos al hablar, al toser o al estornudar y que quedan suspendidas en el aire, es objeto de polémica entre los especialistas. La OMS se resiste a considerarla como una vía importante de transmisión del Coronavirus, pero un descubrimiento lo cambia todo.
Un nuevo estudio aporta por primera vez la prueba de la existencia de SARS-CoV-2 infeccioso en el aire. Esto demuestra la existencia de Coronavirus capaz de infectar a otras personas a través de los aerosoles en suspensión en el aire.
Los aerosoles no son gotas de saliva ni la mucosidad que emitimos las personas al estornudar o toser, sino partículas aún más pequeñas, de unas cinco micras (dividir un milímetro en mil partes y coger cinco de ellas). Estas gotitas ingrávidas pueden quedar suspendidas hasta 16 horas en espacios cerrados, según pruebas realizadas en el laboratorio.
Pero su capacidad para transmitir el Coronavirus ha sido puesta en duda por un sector de la comunidad científica, entre otros la máxima autoridad sanitaria mundial, la OMS. No sería la primera vez que la Organización Mundial de la Salud rectifica en sus apreciaciones: ya tuvo que recular hace poco en referencia a los asintomáticos.
Las investigaciones demostraron la existencia de trazas genéticas del nuevo Coronavirus en los aerosoles emitidos por personas infectadas y suspendidos en el aire. La duda estaba en la capacidad de estas gotitas de transmitir el virus a otras personas.
Muchos científicos se mostraban escépticos sobre la capacidad real de los aerosoles de inocular el virus en organismos ajenos debido a su tamaño diminuto. Su teoría era que la acción de los rayos ultravioleta o la sequedad ambiental, sumado a su pequeñez, impedían que estas partículas se convirtieran en un riesgo real de contagio.
El nuevo estudio afirma haber encontrado partículas con trazas de Covid-19 en el aire de la habitación de un hospital que alojaba pacientes de coronavirus. Esta sería la prueba de que estas pequeñas partículas si pueden infectar a otras personas.
Conclusiones del experimento
El experimento, llevado a cabo en el Hospital Shands de Gainesville por la Universidad de Florida, tomó muestras alrededor de los pacientes de Covid-19 que compartían habitación y lo hizo teniendo en cuenta varias medidas, tanto en un radio de dos metros como en otro más amplio de 4,8 metros alrededor de cada uno de ellos.
El estudio arroja conclusiones claras: en ambas distancias se detectó la presencia del virus SARS-CoV-2 con capacidad de infectar a otra persona por vía aérea. Esto tiene implicaciones sobre las distancias de seguridad y el riesgo de lugares cerrados.
Los responsables del estudio concluyen que la transmisión aérea del SARS-CoV-2 desempeña un papel clave en la propagación, y que las medidas como la distancia de 2 metros en un espacio cerrado puede generar una falsa sensación de seguridad: «Hay un riesgo en la inhalación de aire en la proximidad de personas que emiten el virus mediante expiraciones».
En el estudio se detalla que la habitación del hospital en cuestión estaba bien ventilada, y que el aire expulsado pasaba por un triple filtro y se sometía a un sistema de condensación y otro de radiación ultravioleta antes de volver a ser introducido, ya depurado, en la sala.