Antonio Martínez era propietario de una empresa de construcción que tuvo que declarar en concurso de acreedores en 2009. Allí conoció a Simona, una joven de 24 años que acudió a él para pedirle trabajo y terminaron protagonizando una bonita historia de amor.
Todo iba bien, a pesar de que los amigos de Antonio le avisaban de que la diferencia de edad podría ser decisiva en un futuro. Por aquel entonces él tenía casi 40 años, prácticamente el doble que ella, pero tuvieron dos hijas: Zoraida Rocío y María Emilia.
Antonio Martínez empezó a tonar problemas en su relación después de la crisis economía y por desgracia no se equivocaba. El verano de 2015 fue el último que vio a las niñas y desde entonces está haciendo todo lo posible para recuperarlas.
Simona era de Rumania y viajaba con frecuencia al país para que sus padres pudieran disfrutar de la infancia de Zoraida y Emilia. El empresario siempre vio con buenos ojos que su pareja cultivara esta relación, aunque había algunos detalles que le desconcertaban.
“Había algunas cosas que no me gustaban de allí, como su creencia extrema en la iglesia ortodoxa. Obligaban a las niñas a levantarse a las 6:00 de la madrugada para ir a rezar”, comenta en el diario La Razón.
Sin embargo, dio prioridad a que las pequeñas conocieran las costumbres de su familia materna, sobre todo porque eso hacía feliz a Simona. “Entendía que era más importante que pasaran tiempo con su familia de allí, ya que el resto del año estaban en España”.
Antonio llevó a su pareja y a las niñas al aeropuerto el 13 de agosto de 2015 y jamás pensó que no volvería a verlas. No había tenido ningún problema con la madre de Emilia y Zoraida, así que pensaba que su relación gozaba de la misma salud que siempre.
Zoraida supo que su madre iba a secuestrarla
Antonio Martínez quiere dejar claro que el episodio que ha sufrido es un secuestro, a pesar de que la autora sea su expareja. Zoraida Rocío se dio cuenta de que algo raro pasaba cuando su madre preparó más equipaje de la cuenta.
“Papi, mamá está haciendo muchos paquetes para las vacaciones”, le dijo al empresario. Este pensó que era normal, pues Simona solía viajar con bastante equipaje para entregarles a sus padres regalos, comida u otros objetos que allí no se pueden comprar.
El afectado lleva seis años sin ver a sus hijas y está completamente desesperado porque no encuentra ninguna solución. No entiende el motivo por el que la madre le ha separado de ellas, pues jamás tuvieron problemas en la relación.
“Hubo un gesto que se me quedó grabado: cuando se iban hacia la puerta de embarque Simona se dio la vuelta y me miró. Ella ya sabía que no volvería a ver más a mis hijas”, declara visiblemente indignado.
Zoraida tiene una enfermedad: “Orden de busca y captura”
Antonio Martínez explica como Simona logró engañarle durante los primeros días para ganar tiempo y que no avisara a las autoridades. Hablaron por WhatsApp durante los tres primeros días, entre otras cosas porque Zoraida tiene diabetes tipo 1.
El empresario le comentó a la madre de las niñas que iba a reservar los libros para el próximo curso y ahí notó algo raro. “Me dijo que no tuviera prisa, que ya los recogería ella”, por aquel entonces solamente faltaban 24 horas para que le diera la terrible noticia.
Al día siguiente le llamó y le dijo: “No te preocupes por los libros porque no vamos a volver nunca. Las he parido yo y son mías”.
“Me quedé dos o tres horas en shock y Luego me llevaron a la comisaría a denunciar lo que había pasado”. En ese momento comenzó una batalla judicial que todavía no ha terminado.
Antonio se ha trasladado a Rumania hasta en seis ocasiones para intentar hablar con la madre e intentar que entrara en razón. No ha conseguido nada, pero no pierde la esperanza porque los abogados son muy optimistas.
“La justicia me ha dado la razón después de los once recursos que ha presentado ella. También hay una comisión rogatoria, pero nadie dicta una orden de busca y captura”.