Rey Felipe VI de España y Rey Mohamed VI de Marruecos, en una visita oficial

Aviso de Marruecos a España: ‘Asumid las consecuencias’

La embajadora de Marruecos en España advierte que las decisiones tienen consecuencias, y hay que asumirlas

Lejos de rebajarse, la tensión diplomática entre Marruecos y España sigue aumentando. La decisión del Gobierno español de acoger al líder del Frente Polisario fue visto por el país marroquí como una intromisión al conflicto que mantiene abierto con el Sáhara Occidental, un territorio que reclama su independencia. 

Es habitual que Marruecos utilice la cuestión migratoria para presionar a España, y esto es precisamente lo que ha hecho en esta ocasión. La pasividad de las autoridades marroquíes en la aduana de Ceuta ha provocado un efecto llamada que, en cuestión de horas, ha atraído miles de inmigrantes ilegales a la frontera con España. 

La policía se vio desbordada a la hora de contener la desbandada de cientos y cientos de personas, muchos de ellos jóvenes, corriendo de lado a lado. Durante la madrugada pasada, el Gobierno ordenó movilizar al Ejército en la playa del Tarajal, y no descarta aumentar los efectivos ante la previsión de la llegada de más inmigrantes. 

En una declaración oficial realizada hoy mismo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha referido a las relaciones entre ambos países: «Siempre he creído que Marruecos es un país socio y así debe seguir siendo. Mi deseo es estrechar aún más esta relación de amistad con nuestros vecinos marroquíes. Para que la cooperación sea provechosa, debe basarse en el respecto a las fronteras mutuas».

El Gobierno español ya ha recibido respuesta del gobierno marroquí, que advierte de que «hay actos que tienen consecuencias, y se tienen que asumir». Así lo ha expresado la embajadora de Marruecos en España, Karima Benyaich, en clara referencia a la decisión de España de prestar atención médica al líder de los secesionistas saharauis, Brahim Ghali.

La diplomática ha sido convocada a una reunión con la ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya. Antes de asistir a esa reunión, ha insistido en declaraciones a Europa Press que «hay actitudes que no se pueden aceptar», y ha apelado a la «confianza mutua».

También ha hecho notar la «inusual rapidez» con la que ha sido convocada por la ministra española de Exteriores, y ha avanzado que probablemente el Gobierno marroquí la llame a consultas en las próximas horas. En todo caso, ha dejado claro su postura en una declaraciones que parecen más bien una amenaza.

Conflicto diplomático con Marruecos

La advertencia de la embajadora parte del malestar de las autoridades marroquíes por la posición ambigua de España ante el conflicto entre Marruecos y Sáhara Occidental. El malestar empezó en diciembre del año pasado, cuando España guardó silencio ante el reconocimiento de Estados Unidos de la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. El silencio de España fue visto como una concesión al Frente Polisario.

La decisión del Gobierno de prestar atención médica a Brahim Ghali en un hospital de Logroño ha sido el detonante de la peor crisis migratoria que se recuerda en España. A primera hora de la mañana se hablaba de que 6.000 inmigrantes habían intentado cruzar la frontera de forma ilegal, y ahora se cree que 10.000 estarían esperando para entrar.

Marruecos advierte a España de que las decisiones tienen consecuencias. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, advierte a Marruecos de que España defenderá «con firmeza» la integridad de su territorio y la seguridad de sus fronteras. Cuenta además, con el apoyo de la Unión Europea, que ve Ceuta como una parte más de su territorio. El presidente viaja hoy a Ceuta y Melilla para reafirmar su compromiso con la seguridad.

España pierde peso como interlocutor

Pedro Sánchez ha asumido el peso de la responsabilidad en las negociaciones con Marruecos. Pero en estas horas de tensión, muchos echan de menos la figura del rey Felipe VI. Los que conocen bien la diplomacia española aseguran que esto no hubiera pasado con el rey Juan Carlos, y que hubiera bastado una llamada para que Marruecos claudicara.  

El rey Juan Carlos mantenía una estrecha relación con el rey de Marruecos, Mohamed VI. En la crisis de los cayucos de 2006, fue él quien, en coordinación con María Teresa Fernández de la Vega, consiguió que parara el flujo de inmigrantes. La desaparición del jefe del Estado en la crisis actual es un síntoma de la pérdida de relevancia de España como actor diplomático entre Marruecos y la Unión Europea.

El reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental por parte de Estados Unidos juega un papel fundamental en todo esto. Sencillamente, Marruecos ya no necesita a España como interlocutor en el conflicto, y puede permitirse el lujo de asestar un golpe a los españoles como castigo.