La muerte de un profesor de solamente 30 años después de ponerse la vacuna del Covid-19 de AstraZeneca ha provocado una fuerte conmoción en la provincia de Toledo, y especialmente en la comunidad educativa, ya que los docentes, considerados como personal esencial, son uno de los colectivos priorizados por el plan de vacunación de Sanidad.
Mario, el profesor fallecido, hacía solamente diez días que recibió la vacuna, aunque de momento no se ha confirmado que haya relación entre su muerte y la vacuna y las autoridades lo están estudiando. El joven falleció la mañana del lunes, 12 de abril, aunque llevaba desde el viernes ingresado con un cuadro trombótico muy grave, razón por la que el gobierno de Castilla-La Mancha investiga las sospechas de que esté relacionado con la vacuna.
Mario era natural de la localidad de Almodóvar del Campo, en Ciudad Real, y acababa de empezar a trabajar como profesor del instituto IES Universidad Laboral, como docente de Gestión Administrativa para alumnos de Formación Profesional (FP). «Qué pena tan grande, tan joven... Hoy la Uni se ha quedado sin palabras», ha escrito el centro en sus redes sociales, dando el pésame a los amigos y familiares del joven.
Otros centros educativos se han solidarizado y también han querido mandar sus ánimos a los compañeros de Mario, a su familia y a sus amigos. Algunos de sus compañeros han explicado que el joven ya había dejado «huella» a pesar de que llevaba poco tiempo en el departamento, y aseguran que tanto ellos como los alumnos de Mario le van a echar de menos.
Este martes, a las 9:30 horas, el IES Universidad Laboral ha hecho un minuto de silencio en recuerdo de Mario y ha invitado al resto de la comunidad educativa de la región a acompañarles «para mostrar nuestro pésame y en su recuerdo».
Trombos, el efecto secundario inesperado de las vacunas contra el Covid-19
Hay que recordar que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) admitió hace unos días que podría haber vínculo entre los casos de trombos detectados en las personas vacunadas con AstraZeneca, aunque se trataría, en cualquier caso, de efectos secundarios «muy raros» que no cambian la opinión y valoración general sobre este suero, al que consideran «eficaz» y «seguro».
A pesar de todo, el Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas decidieron paralizar la administración de esta vacuna precisamente a los menores de 60 años, ya que los casos detectados se han dado mayoritariamente en este perfil de edad, mientras la sigue administrando a la población de entre 60 y 69 años.
Estos casos han provocado cierto rechazo en la población, que ha empezado a considerar que no compensa el riesgo, a pesar de que las estadísticas dicen que es mucho más probable morir de Covid-19 que de un trombo provocado por sus vacunas. De hecho, algunos expertos aseguran que es más probable que nos caiga un rayo encima a tener ese trombo.
El caso es que la de AstraZeneca no es la única vacuna que ha provocado trombos, supuestamente, ya que la EMA también está estudiando algunos casos después de recibir la vacuna de Janssen. Esta vacuna fue la última aprobada por la agencia, aunque sus primeras dosis han llegado a España esta misma semana y todavía no se ha implementado de lleno en el plan de vacunación.
La diferencia de la vacuna de Janssen respecto a las anteriores es que únicamente requiere una dosis para la pauta completa de inmunización, por lo que puede permitir aumentar considerablemente la velocidad de vacunación.
De momento, y a falta de que la EMA y las autoridades se pronuncien sobre esta vacuna, Sanidad ya la delimitó para cubrir al grupo de edad que va de los 70 a los 79 años, ya que este colectivo había quedado al margen de la vacunación.
Así, la división de las vacunas por grupos de edad quedan de esta manera: A los mayores de 80 años y grandes dependientes se les inoculan dosis de Pfizer y Moderna; a los que tienen entre 70 y 79 años se les administrará Janssen; y a los que tienen entre 60 y 69 años, AstraZeneca.