Tras hacerse pública la fuga de 'el Piojo' y su hermano Miguel, otros dos presos han conseguido escapar de su prisión.
A pesar de que la huida ha tenido lugar en dos comunidades distintas, una en Picassent (Valencia) y otra en Málaga, en ambos casos los presidiarios ingirieron lejía dentro del centro penal con el objetivo de ser trasladados a un hospital.
El preso de Picassent, identificado como Jorge R. M., de 36 años, solo llevaba una semana ingresado en prisión por un delito de violencia de género y se encontraba cumpliendo la cuarentena obligatoria por coronavirus en el módulo que está destinado para ello.
El fugitivo cogió un taxi
Todo sucedió el pasado domingo 6 de diciembre. El preso agarró la botella de lejía y bebió parte de su contenido. El interno fue trasladado de inmediato en ambulancia al Hospital General de Valencia.
Sin embargo, consiguió liberarse de las esposas cuando se encontraban junto al centro sanitario. El recluso rompió el cristal del portón lateral del vehículo sanitario con varios golpes, según las primeras investigaciones. Todavía se desconoce cómo consiguió soltarse.
Una patrulla de la Guardia Civil escoltaba al recluso en un vehículo policial que circulaba tras la ambulancia, pero no pudieron alcanzarle.
Según las fuentes policiales, Jorge R. M. salió corriendo y logró que los agentes le perdieran de vista cuando se subió a un taxi.
Los presos viajan solos en la parte de atrás de la ambulancia en los traslados al hospital y, por esta razón, pudo romper la ventanilla con cierta facilidad.
La Guardia Civil fue la encargada de informar sobre la fuga a la Policía Nacional y a la Policía Local de Valencia para que todas las patrullas que se encontraban de servicio buscaran al delincuente. Sin embargo, tras rastrear el trayecto que realizó, todavía no han conseguido encontrarle.
Por este motivo, Rafael Rubio, el subdelegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, ha informado este lunes del suceso y ha hecho referencia al dispositivo de búsqueda del fugitivo.
Planeó su fuga desde la prisión de Picassent
El preso empezó a planear la fuga desde el interior de la prisión de Picassent. Allí simuló haber ingerido parte de la lejía que se le facilita para limpiar su celda.
En el centro penitenciario le realizaron una revisión médica y posteriormente decidieron trasladarle al hospital para someterle a diferentes pruebas y determinar el alcance la supuesta intoxicación.
«El interno fue cacheado adecuadamente antes de salir de la cárcel y los funcionarios cumplieron el protocolo previsto para el traslado de recursos», han señalado fuentes de la Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias (Acaip) y el sindicato UGT.
Tan solo unas horas más tarde, un preso de una prisión de Málaga copió el mismo método y bebió lejía para ser trasladado al hospital.
En el camino al centro médico consiguió liberarse de las esposas y huir, pero, a diferencia del otro fugitivo, los agentes sí que consiguieron detenerle nuevamente unos minutos después.
Caso similar
A finales de enero de 2017, tuvo lugar un caso similar. Un preso se fugó de la misma manera cuando lo trasladaban al Hospital General de Valencia.
El recluso rompió la ventanilla lateral de la ambulancia, el conductor disminuyó la velocidad y el presidario saltó cuando el vehículo sanitario todavía estaba en marcha, con riesgo de ser atropellado por varios coches, que tuvieron que frenar de golpe.
Uno de los agentes que viajaba en la patrulla de escolta también saltó del turismo policial en marcha y salió corriendo tras el fugitivo, pero no consiguieron alcanzarlo. Dos días después, el preso se entregó a la policía.