El menor de 3 años que murió de una parada cardiorrespiratoria provocada por la ingesta de agua oxigenada, vivía en la comunidad de la secta las Doce Tribus. Se trata de una comunidad autogestionada asentada en Corella, una pequeña localidad de Navarra. Una secta que ahora está el punto de mira, tras la muerte del pequeño.
La Policía Foral y los sanitarios se desplazaron hacia el lugar de los hechos nada más recibir el aviso. Sin embargo, y aunque le realizaron las maniobras de reanimación, no pudieron hacer nada para salvar la vida del menor, que se encontraba ya inconsciente.
Los hechos ocurrieron en una casa de campo de una localidad navarra el pasado jueves. Se ha abierto ya una investigación para determinar lo que sucedió.
Las Doce Tribus, la secta en la que vivía el niño fallecido
Esta secta tiene como uno de sus objetivos principales restaurar la vida ancestral. Consideran que la mayoría de culturas se están perdiendo en el progreso de la vida cómoda de la edad moderna.
Creen en la vida tribal y en el cultivo de la tierra en armonía con la naturaleza. "En el pasado, el hombre vivía de lo que producía con sus propias manos, y lo que sobraba lo trocaba por otros bienes. La vida era más sencilla", aseguran en su página web.
La secta cuenta en la actualidad con varias comunidades alrededor del mundo. Se dedican a producir y vender alimentos ecológicos, y siguen el evangelio de Yashua. Francia, al detectar que algunos miembros infligían castigos físicos, lo catalogó como secta.
Se trata de una comunidad que nació en 1994, en una casa en el monte Ulía de San Sebastián. En un principio producían pan y repostería integral para vender en ferias. Sin embargo, cinco años después se trasladaron a un caserío de Irún, donde se dedicaron mayormente a la agricultura y a la ganadería.
En la parte vieja de San Sebastián, abrieron la tienda de alimentación ecológica Sentido Común en el año 2002. Y posteriormente, crearon Tribal Trading, una distribuidora de alimentación ecológica.
Los hombres que pertenecen a esta secta suelen vestirse con camisas de granjero y llevan largas barbas. Una mezcla entre los hippies y los amish. Las mujeres, en cambio, llevan largas telas y prendas para taparse la cabeza.
Además, los nuevos miembros son obligados a dejar sus trabajos y ceder todas sus pertenencias a la comunidad. "La razón por la que en la comunidad hay una bolsa común es porque nuestro evangelio no permite que los creyentes retengan soberanía sobre sus finanzas. No es una regla de la comunidad, sino una exigencia del evangelio", justifican en su sitio web.
Una comunidad detrás de denuncias e investigaciones
No es la primera vez que la secta las Doce Tribus está implicada en una investigación policial. Durante sus años de existencia, ha habido varias denuncias. Miembros de la secta en Alemania fueron condenados por maltrato tras golpear a un niño con una vara de 1,2 metros. Además, se trata de una comunidad catalogada como antivacunas y reticentes a escolarizar a sus hijos.
Un exmiembro de las Doce Tribus admitía en El País que se trata de "una secta en toda regla porque se aliena a las personas. Allí no tienes libertad de expresión, estás sometido las 24 horas del día y no puedes cuestionar nada. Se vive en una especie de hipnosis colectiva que te lleva a perder la capacidad de tomar decisiones".
Sin embargo, según la normativa vigente en España no se puede considerar a esta comunidad una secta. El alcalde de la localidad ha destacado que los miembros de las Doce Tribus son "gente muy agradable" e integrada en el pueblo.