A la vez que esta semana se cumplirá el primer aniversario de la instauración del estado de alarma que supuso el confinamiento domiciliario en la etapa más dura de la pandemia, también se cumplen 14 meses desde la puesta en marcha del primer Gobierno de coalición en nuestro país, conformado por el PSOE y Unidas Podemos. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sellaron su acuerdo por la vía rápida, escasas 48 horas después de las elecciones del 10 de noviembre de 2019. Tras semanas negociando una investidura que se consiguió con mucho esfuerzo aritmético, finalmente a principios de enero de 2020 se producía la reelección de Sánchez y la toma de posesión del Gobierno, con 17 miembros del PSOE y 5 de Unidas Podemos.
Aunque la situación de alerta sanitaria ha impedido, durante meses, que las tensiones políticas captaran la atención mediática, lo cierto es que en los últimos meses sí se ha visualizado que la unidad entre los dos partidos que conforman el ejecutivo español es cada vez más frágil. Las divergencias entre socialista y morados desgastan de forma clara la sintonía del Gobierno y no son pocos los augurios de un quebrantamiento del acuerdo de coalición, que sitúan a Pedro Sánchez gobernando en solitario y más claramente en minoría; o que incluso señalan la posibilidad de un anticipo electoral con vistas a 2022 o incluso a los últimos meses de 2021, si la situación de pandemia queda atrás.
Pero, ¿cuáles son las cuestiones que más hondamente separan a Sánchez y a Iglesias? ¿Sobre qué temas se tambalea la coalición de Gobierno que mantienen el PSOE y Unidas Podemos? No hay duda de que el día a día de la gestión genera desencuentros constantes, aunque menores; pero a su vez, hay grandes temas que ponen distancia entre los dos socios de la coalición.
1. Una cuestión de actualidad: el decreto de ayudas a las empresas
El tema de las ayudas a las empresas españolas es seguramente la cuestión de la semana por lo que a las relaciones en el Gobierno se refiere. Unidas Podemos y en especial su líder, Pablo Iglesias, chocan de frente con el ala «moderada» del ejecutivo, con la vicepresidenta tercera y ministra de Economía, Nadia Calviño, al frente. Mientras Iglesias reclama que de los 11.000 millones en ayudas al menos 8.000 sean no-reembolsables, Economía no quiere sobrepasar el límite de los 5.000 millones.
Un foco de tensión que no es menor, puesto que pone de relieve la prioridad que defiende cada una de las facciones del ejecutivo: el gasto social des de Podemos y la estabilidad presupuestaria de Calviño. Tan grande es el desacuerdo en el tema que no se ha podido aprobar este martes en el Consejo de Ministros i se prevé que las conversaciones continúen hasta final de semana: podría convocarse un Consejo de Ministros extraordinario el próximo viernes para resolver la polémica.
2. Las tensiones en el campo de la igualdad
Aunque en el marco del 8-M la vicepresidenta primera del Gobierno rebajara la tensión, a lo largo de los últimos meses se han hecho evidentes los roces entre Carmen Calvo y la ministra de Igualdad, Irene Montero. A lo largo de la legislatura, las principales leyes impulsadas por Montero han contado con el rechazo de Calvo, titular en el anterior ejecutivo de las competencias en esta materia.
Los choques han sido varios, pero llegaron a su punto álgido cuando desde Igualdad se pretendió la regularización de los derechos de las personas transexuales, la llamada Ley Trans. Parte del movimiento feminista se mostró en contra y el PSOE hizo oposición desde el Gobierno presentando su propio proyecto alternativo: la Ley Zerolo. La guerra es constante en este sector del ejecutivo.
3. Los fondos de reconstrucción europeos
Entroncando con las tensiones persistentes en el ámbito económico del Gobierno, con las dos alas 'presididas' por Pablo Iglesias y Yolanda Díaz de un lado y por Nadia Calviño del otro, hay temor en el ejecutivo por la crisis de Gobierno que pueden acarrear los Fondos de Reconstrucción de la Unión Europea. Podemos teme que la exigencia de reformas y recortes en cuestiones fundamentales para los morados como el gasto público, las pensiones o los derechos laborales puedan dinamitar el ejecutivo.
Unidas Podemos no quiere convertirse en la versión española de Syriza y no está dispuesto a tragarse el sapo de implantar políticas de austeridad en España para salir de la crisis económica por el coronavirus. Se avecina una tormenta: los Fondos de Reconstrucción de la Unión Europea pueden suponer un nuevo vendaval en el Palacio de la Moncloa.
4. La cuestión catalana
Unidas Podemos ha sido muy claro en este sentido: es favorable a indultar a los líderes políticos y sociales del independentismo catalán y defiende normalizar la situación jurídica de los implicados para rebajar la tensión política entre Cataluña y el resto de España. Pablo Iglesias ha ido incluso más allá, calificando a Carles Puigdemont como «exiliado» y comparándole con los exiliados republicanos, afirmando que debe encontrarse también una salida para su situación. De hecho, este mismo lunes, Podemos votaba en contra de levantar la inmunidad a Puigdemont, Comín y Ponsatí en el Parlamento Europeo.
Todo ello aleja a Unidas Podemos de la posición del PSOE. Este mismo martes, voces socialistas del Gobierno reclamaban a Iglesias una explicación por el voto contrario a levantar la inmunidad a Puigdemont. Aun recibiendo constantes presiones, Unidas Podemos resiste y sigue en sus posiciones políticas, defendiendo incluso un referéndum en Cataluña. A más tensión en tierras catalanas, más fricciones entre socios.
5. El mal momento electoral de Podemos
Cabe también tener en cuenta las perspectivas electorales de Unidas Podemos. Los de Pablo Iglesias necesitan marcar perfil propio ante Pedro Sánchez y ello va a impedir que las tensiones mengüen. Al contrario. La última encuesta da una caída importante a Podemos, con solo 26 escaños en el Congreso y una tendencia a la baja que persiste desde su entrada en el ejecutivo. Si la formación no es capaz de recuperar su espacio, los nervios en su seno van a ser crecientes y las fricciones con el PSOE pueden volverse más agrias.
Hay incluso un factor a tener en cuenta: la necesidad de Podemos de salir del Gobierno para salvarse electoralmente. Una situación traumática que Iglesias forzaría para que fuera Sánchez quien tomara la decisión de expulsar a los morados del ejecutivo. Del contrario, si fuera Unidas Podemos quien abandonara, el tiro les podría salir por la culata a nivel demoscópico. En cuaquier caso, deberemos estar pendientes del futuro de un Gobierno de coalición cada vez más marcado por la división.