Una joven montañera desapareció el pasado 22 de noviembre en el Pirineo de Huesca y su familia ha dado la voz de alarma porque creen que podría haber sido secuestrada. La desaparecida es Esther Dingley, una joven anglo-holandesa de 37 años que se disponía a realizar una ruta circular en el Pico de Salvaguardia y que desde entonces no se tiene noticias de ella.
Fue su pareja quien informó a la Guardia Civil de su desaparición el mismo día, ya que fue el último en hablar con ella. Esther le dijo que estaba en el Pico de Salvaguardia, y desde ese momento no pudo volver a contactar con ella.
La ruta iba a durar unos tres días hasta llegar a Benasque, el 25 de noviembre, pero nunca llegó y su familia, preocupada, denunció su desaparición ante la Guardia Civil. Agentes de la Benemérita se dirigieron al lugar donde se suponía que debía estar, pero tan solo encontraron su coche aparcado y sin rastro de ella.
El día siguiente, 26 de noviembre, se activó un dispositivo de búsqueda que incluye efectivos del GREIM (Grupo de Rescate e Intervención en Montaña) de la Guardia Civil y helicópteros de la Unidad Aérea de la Benemérita de Huesca capital. Además, las autoridades francesas también están colaborando para buscarla desde el otro lado de la frontera con equipos de la Gendarmería de Bagneres de Luchon y un helicóptero.
Por desgracia, 17 días después todavía no se ha encontrado ni rastro de la joven, y su familia ha denunciado que podría haber sido secuestrada. En el diario 'The Sun', una tía de la desaparecida ha explicado que la policía estaría buscando a un «compañero» de excursión con quien habría compartido ruta durante los días anteriores a su desaparición.
Además, la familia cree que si Esther hubiera sufrido un accidente habrían encontrado al menos una pista o algún rastro de ella que les guiase en su dirección, pero el hecho de no haberse encontrado nada hace que piensen en el peor de los escenarios.
La última persona que la vio fue un esquiador olímpico, Martí Vigo del Arco, que se cruzó con ella el día 22 de noviembre. Ella subía y él bajaba del pico, y ha explicado que Esther «iba muy cargada, con una mochila muy grande. Nos paramos y nos pedimos si teníamos alguna pieza de fruta o algo fresco, pero ya no nos quedaba nada. Ella siguió subiendo, la temperatura era buena y hacía sol. Había muy poca nieve en el pico».
Por si todo fuera poco, el temporal de frío y nieve que está azotando la península esta semana está complicando todavía más las tareas de búsqueda, y a las pocas posibilidades de que la joven haya sobrevivido y se encuentre refugiada en algún sitio se le suma la posibilidad de que las nevadas acaben de borrar cualquier pista que los investigadores pudieran utilizar para encontrarla.
Las autoridades buscan a un hombre que estuvo con ella
La teoría del secuestro que defiende la familia de Esther se ve sustentada por las informaciones publicadas por el diario 'The Sun', que asegura que las policías de España y de Francia están buscando activamente a un hombre que estuvo con ella tres días antes de desaparecer, el mismo día que inició su travesía.
Al parecer, su aventura por la montaña estaba prevista para unos días antes, pero el mal tiempo le hizo cambiar de planes y aceptó la ayuda de un hombre que la acercó de nuevo hasta Benasque, donde la joven había aparcado su vehículo.
Esther escribió en sus redes sociales que «tuvo la opción de quedarse en una cabaña, incluso con un colchón», pero como eran las dos de la tarde decidió aceptar la oferta de otro montañero que se ofreció a llevarla o hasta el siguiente refugio o hasta su coche.
De momento no está claro que este hombre sea un sospechoso en la desaparición, pero los investigadores sí que creen que podría haber hablado más con ella y conocer cuáles eran sus planes para los siguientes días, lo que podría darles pistas para seguir buscándola y dar con ella.